La transformación de 70 de las grandes ciudades mexicanas en “pueblos fantasma” fue ocasionada por la autorización incontrolada de créditos hipotecarios y la expansión sin planeación de las manchas urbanas, advirtió el investigador de la Universidad de California, Paavo Monkkonen.

 

Durante su ponencia “La vivienda deshabitada en México, causas y repercusiones” en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, el investigador señaló que las zonas céntricas de las ciudades, usualmente con mayor acceso a servicios y mucho más cerca de las zonas de trabajo, se han ido vaciando, mientras las zonas periféricas, más lejanas y con menor acceso a los servicios públicos, han crecido sin control.

 

En el análisis que lleva a cabo en el Departamento de Planeación Urbana la UCLA, reportó que entre 1990 y 2010 la población en estas ciudades creció más que la mancha urbana.

 

Esto, dijo, se explica por dos factores: que en los últimos diez años se facilitó la entrega de créditos hipotecarios, por un lado, y por el otro que las empresas desarrolladoras de vivienda comenzaron a construir hacia la periferia de las ciudades en lugar de redensificar alguna zonas más céntricas o rehabilitar las construcciones que ya existían.

 

Así es como las zonas céntricas de ciudades fronterizas o altamente industriales como Pachuca, Mexicali, Nuevo Laredo, Matamoros e incluso Ciudad Juárez (donde una de cada cuatro viviendas está deshabitada) se han ido convirtiendo en “pueblos fantasma”, mientras la periferia continúa creciendo.

 

“Es urgente reformar el sistema de colocación de créditos públicos, estandarizar agentes inmobiliarios y modernizar las instituciones del mercado primario de suelo y de vivienda”, dijo durante su conferencia, retomada en un comunicado de la UNAM.

 

En casos como en el de México es necesario promover zonas o usos de suelo con densidades más altas y eliminar la exigencia de estacionamientos en los edificios nuevos, además de incentivar la inversión pública en infraestructura urbana y subsidios, concluyó.

 

 

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