José Daniel Guerrero sufrió por muchas semanas. Pasó días de angustia cuando el esfuerzo que realizaba en la cancha no se veía reflejado con una remuneración económica y, de paso, Atlante tenía la soga al cuello por la situación del descenso, se encontraba en el sótano de la tabla de porcentajes.

 

“Pero nunca pensé en abandonar el barco a pesar de que había tenido ofertas de otros clubes”, señala el ahora jugador de las Águilas del América, quien se incorporó al nido de Coapa después de concretarse el descenso del conjunto azulgrana. “Con Atlante pasé momentos complicados pero también momentos alegres, no tengo por qué quejarme”, agrega.

 

Chepe esboza una sonrisa al recordar sus inicios con los Potros, lo difícil que resultó ganarse un lugar en el once titular y, tras consolidarse, el sufrimiento que fue tener los bolsillos vacíos. “Con Atlante siempre fue complicado porque no son los patrocinios que tiene América, no son los ingresos de un estadio o de playeras, al Atlante le queda bastante bien el nombre de ‘el equipo del pueblo’ porque es de luchar, de darle para delante y a eso estuvimos acostumbrados”.

 

El mediocampista vive agradecido de que el cuadro azulgrana le haya dado la oportunidad de consolidarse como jugador de Primera División, de haber convertido su sueño en realidad. No guarda ningún resentimiento: “me quedé mucho tiempo ahí porque así lo quise, fue decisión mía, nadie me obligó y ahora ¿por qué tengo que reprochar?”.

 

“La situación cambió radicalmente, ahora lo más importante es la tranquilidad familiar, veo a mis padres más tranquilos, mis hijos contentos porque tenemos familiares aquí, allá (en Cancún) estábamos un poquito más solos, pero aún estamos adaptándonos pero contentos porque fue muy importante dar este salto, tanto profesional como para bienestar de las personas cercanas”.

 

No quiere ser ave de paso. Quiere hacer “huesos viejos” en América aunque sabe que no será sencillo, que tendrá que redoblar esfuerzos para ganarse un puesto en el once titular, luchar codo a codo con Jesús Molina y aprovechar cualquier oportunidad para llenarle el ojo al Turco Antonio Mohamed.

 

“Mi idea no es venir de paso como muchos piensan, yo me voy a entregar siempre sin importar el equipo que sea, espero que al llegar aquí se logren campeonatos, se logren muchas cosas y estar muchos años acá. La presión es distinta encarando un descenso y estar en el primer lugar en busca de mantenerte, es más relajado el ambiente, todo de buenas, y es distinta pero al final la presión siempre cambia tu forma de trabajar y esperemos que sigamos bien”.

 

La vida de José Daniel Guerrero cambió en cuestión de meses. A principios de año era sufrimiento y desesperación, cuando vestía la casaca de Atlante, ahora es alegría y tranquilidad por vivir una nueva etapa con las Águilas, donde busca quedarse, por mucho tiempo, en uno de los clubes más importantes del balompié mexicano. El Chepe pasó del infierno a la gloria.