A casi un año de haberla propuesto como uno de los pilares de la prevención en salud, el gobierno federal “puso a dieta” su Estrategia contra la Obesidad.  Para el año próximo prevé recaudar 86% más recursos por el llamado “impuesto calórico” a comida chatarra y bebidas azucaradas, pero redujo casi a la mitad el gasto para atender los problemas de peso entre la población y los padecimientos relacionados.

 

En la Iniciativa de Ley de Ingresos para el ejercicio fiscal 2015 presentada a la Cámara de Diputados, la Secretaría de Hacienda proyecta recaudar a través del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) 18 mil 271.1 millones de pesos por bebidas saborizadas y 15 mil 348.4 millones de pesos por alimentos no básicos con alta densidad calórica.

 

Estos 33 mil 619 millones 500 mil pesos obtenidos de refrescos, néctares, jugos y comida chatarra, principalmente, son casi el doble de lo que obtuvo el año pasado por el mismo concepto, 18 mil millones de pesos; este dinero también representa un impuesto del 8% a la comida chatarra y de un peso por litro a los refrescos.

 

El 31 de octubre de 2013, el presidente Enrique Peña Nieto encabezó el lanzamiento de la Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes. Los primeros dos pilares de la estrategia contemplaban la prevención, información y atención médica oportuna de estas enfermedades. El tercer pilar era el fiscal: gravar las bebidas azucaradas y la comida chatarra.

 

“El propósito de ambos impuestos es reducir el consumo de estos productos asociados al incremento del sobrepeso y la obesidad (…) es de esperar que los señores diputados también aprueben, dentro del Presupuesto, una partida sustancial de la recaudación de estos impuestos al gasto en la salud a programas de prevención del sobrepeso y la obesidad, así como a medidas para incrementar el acceso a agua potable en centros escolares”, pidió en su momento.

 

En el apartado de Erogaciones para la igualdad entre hombres y mujeres del presupuesto de Egresos 2015 se contempla una inversión de 312 millones 120 mil 136 pesos para prevención contra la obesidad, y en el de Recursos para la atención de niñas, niños y adolescentes, se contemplan 14 millones.

La otra cara de la moneda

 

Para este año, a pesar de que sus ingresos por el cobro de impuestos a refrescos y comida chatarra crecieron en 86%, las erogaciones para combatir la obesidad disminuyeron.

 

Si en 2014 se destinó el 1.8% de lo recaudado por estos alimentos con alto contenido calórico para combatir las enfermedades que promueven; para este año, el gobierno federal tiene contemplado gastar sólo 1%, de una ganancia 86% mayor.

 

Para el programa de Prevención y control de sobrepeso, obesidad y diabetes en adultos plantea destinar 322 millones 732 mil 221 pesos; para niñas, niños y adolescentes se quedó en 14 millones.

 

En pesos y centavos, la Secretaría de Hacienda sólo propone un aumento de 10 millones 612 mil 085 pesos para el combate de una enfermedad que al país le costó en 2008 por lo menos 42 mil millones de pesos en atención médica de enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la obesidad, de acuerdo con las cifras de la propia Secretaría de Salud.

 

Baja venta de bebidas

 

El Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) Salvador Zubirán  y el Centro de Población de Carolina de la Universidad de Carolina del Norte están analizando las compras de bebidas en familias que viven en localidades de más de 30 mil habitantes para estimar el impacto que ha tenido el impuesto de 1 peso por litro a las bebidas con azúcares adicionados.

 

Los resultados preliminares del estudio muestran una reducción de 10% en la compra de bebidas que fueron gravadas con el impuesto, en una comparación del primer trimestre de 2014 con el mismo periodo de 2013.

 

También aumentó en 7% la compra de agua mineral, jugos y leche sin azúcares adicionados (las bebidas que no están gravadas) y en 13% la compra de agua simple.

 

Para Luis Manuel Encarnación Cruz, coordinador de la organización civil Coalición Contrapeso y director de la Fundación Mídete, esto quiere decir que el IEPS sí está funcionando en su primer “impulso”, que era disminuir la compra de refrescos.

 

Sin embargo, en la segunda parte que era aplicar los recursos provenientes del gravamen en la prevención de la obesidad y las enfermedades relacionadas con ella, el gobierno federal está quedando a deber.

 

“La atención médica es muy importante pero también la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes y la hipertensión, muchas de estas relacionadas con la obesidad. Estamos en un grave problema porque el gobierno federal se sigue quedando corto en su política de asignación de recursos que no refleja la urgencia del problema”, señaló.

 

Esta urgencia la advirtió el propio gobierno federal cuando en 2013 reconoció que el Estado Mexicano gasta cerca de 1.3% de su Producto Interno Bruto y el 13% del presupuesto en salud para atender enfermedades relacionadas con la obesidad. De no revertirse esta situación, este gasto se duplicaría para 2017.

 

“El impuesto es necesario, pero la política tendría más eficacia si los recursos se destinaran al combate a la obesidad. De esta forma se cerraría el círculo, pero en realidad no hay un compromiso más allá por parte del gobierno”, dijo el activista.

 

Mensajes contradictorios 

 

 

El doctor Alberto Rivera Márquez, coordinador de la Maestría en Medicina Social de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), las políticas gubernamentales de combate a la obesidad se han centrado en infundir “terror” a estar gordos, como si las personas fueran las únicas responsables de esta situación y no el Estado mexicano que debería garantizar el derecho a la alimentación.

 

En opinión del también colaborador del proyecto Prevención de trastornos de la conducta alimentaria del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, estos programas enfocados en la acción individual, se mezclan en un licuado de mensajes contradictorios con la publicidad de comida chatarra, la de productos milagro para bajar de peso y alimentos “light” para no engordar.

 

“Hay un bombardeo de mensajes contradictorios y esto genera una gran angustia en la población y si además a la gente se le dice que es responsable de su obesidad y que si se es obeso no se es exitoso ni aceptado, esta angustia se acentúa”.