Cínico.- Léase como sinónimo de: sincero, franco, insolente, desvergonzado, audaz, con agilidad mental, carecen de tacto. Después de esta tentativa definición podemos decir que tres de cinco mexicanos son cínicos, cuatro de cinco toman el cinismo y lo convierten en burla, y el sector restante lo transforma en una idea ganadora. El ingenio mexicano es ese que repara pero no crea, alguna vez escuche decir a Eduardo Salles en un salón de clases.
Eduardo es parte de esa generación que alguien en la cultura del siglo XXI se decidió a llamar millenial (terminajo y eufemismo que pretende definir a los jóvenes que “no tendrán juicio crítico más allá de lo que les dice Internet”). En defensa del autodidacta parece que hoy en día es más fácil renunciar al trabajo Godínez de ensueño, y reenfocar la lente en una actividad de la que podremos obtener no sólo dinero sino también satisfacción personal. Esto a pesar de parecer un discurso de emprendedores (otra palabreja que es muy repetida hoy en día que pretende definir a esta generación) nos deja ver que la educación no debe ser dirigida por los demás, sino bien a través del autoconocimiento y las ganas de hacer, algo complicado en una sociedad de jóvenes apáticos y enajenados.
Sobre su entrada al medio publicitario y al mundo de la ilustración, Salles cuenta: “Algo que me saca mucho de pedo es que en todas las entrevistas que me hacen siempre me preguntan ‘Y ¿cómo le hiciste?’ y la neta es que cuando les respondo es ‘no sé’. ¿Sabes?, es la respuesta más honesta, no sé cómo le hice, no tengo un libro de superación personal que dice ‘Los 5 pasos para ser súper exitoso’ ni nada, porque no sé cómo lo hago. Es una pregunta que no tiene respuesta porque la mitad de las personas que hacen cosas es porque las hacen y ya. No hay ni un secreto ni un ritual ni nada por el estilo “
En la carrera del autodidacta no hay cabida para formalidades, en cambio, se aprende y se estudia a partir de la necesidad de desarrollar ideas. Pensar fuera de la caja, aprender de la
La gráfica de Eduardo Salles está inspirada por Rius, y por un fundamento básico del diseño y la ilustración: menos siempre es más. Más dibujo, menos letras. Más crítica menos falso discurso. Su trabajo es una crítica a la sociedad mexicana y mundial, sobre las incongruencias de la política, la cultura y demás situaciones cotidianas. Ante la pregunta ‘¿cómo no caer en el falso compromiso político?’ Eduardo responde:
Esta capacidad de lectura social se alimenta de una buena capacidad de síntesis que cae en la crítica cínica, amarga y se adereza del humor propio del mexicano: burlarse de sí mismo. El diseño y la ilustración de México son un producto difícil de exportar, sobre los retos de hoy en día en el ámbito comenta: “Alberto Montt vino a México, y platicando con él decía: ‘es que México tiene una producción visual y artística muy cabrona pero es muy endocéntrico, es muy
Eduardo Salles se presentó en el marco del congreso PICNIC Arts Media 2014 con la ponencia ¿Cómo venderle el alma al diablo? Al respecto de su presentación dice: “Cuando hablo de venderle el alma al diablo hablo de, venderle el alma al diablo para mí es, para mí el diablo es la persona que compra. Y todo lo contrario: que una persona esté dispuesta a sacar 220 pesos que ganó para comprar tu libro, para comprar algo que tú hiciste es el mejor regalo que puedes tener. Que las personas estén dispuestas a pagar algo por tu trabajo es bien chingón. Entonces yo creo que el problema no es venderse sino abaratarse y el problema no es que el diablo te quiera comprar o venderle el alma al diablo sino que el diablo no te quiera comprar el alma al precio justo.”