FREETOWN. Algunos habitantes en Sierra Leona huyeron el pasado sábado de sus casas y otros se enfrentaron a trabajadores de salud que intentaban sepultar a víctimas mortales del ébola, en el segundo día de restricciones impuestas al movimiento de personas para combatir la mortal enfermedad en el país.
A pesar de estos inconvenientes, las autoridades dijeron que la mayoría de los seis millones de habitantes de Sierra Leona han acatado la orden de permanencia en casa, en tanto que casi 30 mil voluntarios y trabajadores de salud distribuían en el país jabón e informaban de medidas preventivas frente al ébola.
Debido al virus, que se propaga por contacto con fluidos corporales, han muerto más de 560 personas en Sierra Leona y más de dos mil 600 en África Occidental desde el inicio del brote en diciembre, según la Organización Mundial de la Salud. El virus ha causado la muerte de alrededor de la mitad de las personas infectadas.
Las calles de la capital, Freetown, estaban desiertas el pasado sábado salvo por los equipos de cuatro personas que iban casa por casa con paquetes que incluían jabón, tarjetas que explican los síntomas del ébola y pegatinas para marcar las viviendas visitadas; también llevaban la cuenta de los casos sospechosos.
Entre los voluntarios figuraba Idrissa Kargbo, un conocido maratonista que ha calificado en competencias en tres continentes pero cuyos entrenamientos y carrera deportiva se han visto obstaculizados a causa del brote.
Aunque la labor inicial de los trabajadores de salud se vio dificultada por la desconfianza, los habitantes de Freetown parecían el sábado agradecidos de que se les facilitara cualquier información, declaró Kargbo a The Associated Press.
“Todavía hay rechazo, pero ahora cuando se visita casi cualquier casa, quienes viven en el lugar dicen: ‘Pasen, vengan y enséñennos lo que es necesario que hagamos para prevenir (la enfermedad)”’, expresó Kargbo. “A nadie molesta nuestra presencia”, agregó.
En un discurso antes de que se impusieran las restricciones de movimiento, el presidente Ernest Bai Koroma había dicho que está en juego “la supervivencia y dignidad de todos y cada uno de los habitantes de Sierra Leona”.