“Érase una brillante dentadura en un futbolista…”. El futbol es caprichoso y a veces se empecina en sus designios. La presentación de Ronaldinho en el futbol mexicano con Gallos Blancos de Querétaro no fue diferente. El script estaba escrito y el astro brasileño tenía que firmar su primer gol en el futbol mexicano por la vía del tiro desde el manchón de penalti, cosas de los genios, empecinados en que toda la atención sea para ellos en los momentos más trascendentes de sus actuaciones. Así fue ayer en el Omnilife: Dinho abrió el marcador de un partido que terminó 4-1 a favor de Gallos.
Lo peor es que ésta es la triste realidad de Chivas. Partido de la fecha nueve en casa y la atención está puesta en un novel rival en el máximo circuito (comparado con el histórico rebaño) y su estrella, apodada Dinho. Porque la atención del duelo de los queretanos en el Omnilife fue toda para Ronaldinho, quien arribó a Guadalajara con un severo caparazón de seguridad, con los medios de comunicación preocupados por qué come, cuáles son sus gustos musicales; en descubrir que en su contrato estipuló que en las concentraciones no compartirá habitación con nadie y demás detalles del “érase una brillante dentadura en un futbolista”.
Tristes Chivas que ni siquiera con la visita de Ronaldinho pudieron llenar su recinto. Fecha histórica para el futbol mexicano fue la del duelo de ayer en el Omnilife. El modesto Querétaro visitaba a las poderosas e históricas Chivas; pues sí, la directiva aprovechó el impulso de la mercadotecnia que rodea a Dinho para subir el precio de las entradas: los aficionados querían ir a ver a Ronaldinho, porque a Chivas, bueno, ni sus amigos.
No fue extraño que las tribunas del Omnilife lucieran muy al estilo del resto del torneo: semivacías. Eso sí, los que se animaron a comprar una entrada a precio mayor se llevaron su premio: gol de Dinho con todo y bailecito.
Querétaro fue, como lo anunciaba la publicidad, el dueño del espectáculo. Ronaldinho anotó y luego el Gallo lució y goleó. Porque al penalti que convirtió Ronaldinho, el que por cierto fue provocado por una mano de Salcido (quien se fue expulsado al minuto seis), le siguieron la carretada de festejos de Camilo da Silva a pase de, quién más, Ronaldinho sobre el 69; más el 3-0 de Da Silva al 75. y aunque Giovani Hernández descontó, Othoniel Arce dejó el marcador 4-1 a favor del gallo, quien cantó con sonrisa de mazorca, igualita a la de ese mago con el número 49 llamado Ronaldinho.
¿Y Chivas? No defraudó, por el contrario, fue la comparsa perfecta para el espectáculo que preparó. Después de todo, tener a Ronaldinho en casa no se presume todos los días, así que el rebaño cumplió y cayó 4-1, cediendo su papel de grande a un equipo ante el que esperó que le regalara un lleno en su estadio.