LONDRES. Superado el referéndum que rechazó la independencia de Escocia, Inglaterra aparece como la manzana de la discordia entre conservadores y laboristas británicos, a raíz de la propuesta del primer ministro, David Cameron, de un cambio autonómico en Reino Unido.
El líder de la oposición laborista, Ed Miliband, no ha recibido de buen grado la propuesta de Cameron de excluir a los diputados escoceses de eventuales votaciones sobre asuntos que competen a Inglaterra y dijo que no fue consultado sobre este plan en la campaña para el plebiscito escocés.
En un intento visiblemente desesperado por impedir la partición del país, las tres principales formaciones en el Parlamento británico -conservadores, laboristas y liberaldemócratas- se comprometieron antes de la consulta del jueves a entregar más competencias a los escoceses a cambio de rechazar el plan independentista de Alex Salmond, ministro principal de Escocia.
Pero nada más conocerse la victoria del “no” en el referéndum, Cameron vinculó el traspaso de poderes al Parlamento escocés con un plan autonómico para el resto del país, en particular Inglaterra, que no tiene un órgano legislativo propio, a diferencia de Escocia, que cuenta con su Parlamento, y Gales e Irlanda del Norte, que tienen sus respectivas asambleas.
Cameron es partidario de que los asuntos de Inglaterra sean competencia de diputados de circunscripciones inglesas, en lo que ha denominado “votos ingleses para leyes inglesas”,
Esto excluiría de las votaciones sobre asuntos ingleses a los escoceses, lo que supondría un duro golpe para los laboristas porque muchos de sus parlamentarios en Westminster proceden de Escocia -cuarenta frente a uno que tienen los “tories”-.
“Estoy abierto a la idea de un mayor escrutinio de la legislación (de Inglaterra) por parte de diputados ingleses”, dijo Miliband a la BBC, pero consideró que hay que analizarlo con cuidado.
Miliband insistió en que la llamada cuestión “West Lothian”, referida a un antiguo debate en Reino Unido sobre si los diputados escoceses deberían votar asuntos ingleses cuando los parlamentarios ingleses no tiene voz en competencias que afectan a Escocia, necesita ser analizada con mucho detenimiento.
“No hay una respuesta simple a esta pregunta. Nos hemos pasado discutiendo esto durante años”, agregó el líder laborista, si bien reconoció que este asunto ha salido más a la luz tras la concesión de autonomía concedida a Gales y Escocia en 1997.
“Cuando uno devuelve poder a algunas zonas del país de manera distinta que a otras, esto plantea interrogantes”, admitió.
El plan de Cameron tampoco fue bien visto por el líder de la campaña del “no” a la independencia escocesa, Alistair Darling, que consideró que la entrega de poderes a Escocia no debería ir en paralelo a una serie de cambios autonómicos en el resto del país, en particular Inglaterra.
Aunque el gobierno de David Cameron ha reiterado el compromiso de entregar más autonomía a Escocia, su decisión de aceptar esta entrega de poderes como precio a pagar para impedir la partición del país ha causado riñas internas entre los mismos conservadores.
El excandidato a líder de los “tories” David Davis calificó de “vergonzosa” esta “devolución” a Escocia, mientras que el diputado Owen Paterson admitió que no estaba al tanto de que finalmente se aceptaría la entrega de autonomía.
Estas aparentes disputas internas en las filas conservadoras y la oposición de los laboristas al nuevo plan autonómico para Inglaterra fue aprovechado hoy por Salmond para afirmar que los “votantes” del “no” fueron engañados con la promesa de traspaso de poderes.
“No estoy nada sorprendido de que estén haciendo objeciones y renegando sobre sus promesas. Solo estoy sorprendido por la velocidad con lo que lo están haciendo”, afirmó Saalmond, quien dimitirá el próximo noviembre como líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP) y como ministro principal.