Mil años atrás, mientras que la civilización Occidental mantenía bajo prohibición el festival deportivo de Olimpia, el Juego de Pelota florecía al máximo en numerosos santuarios dentro de la actual geografía de nuestro país.
Sin duda uno de los principales fue Tajín, ubicado al norte del estado de Veracruz, con 17 juegos de pelota perfectamente enumerados y explicados. Las imponentes pirámides en armonía con el paisaje montañoso, a la fecha permiten que nos acerquemos a esos viejos rituales deportivos; en Tajín, por muchos traducido como Ciudad del Trueno, podemos percibir esa caga ancestral que dotaba a pelota y talento físico de carácter mítico, ceremonial, religioso.
Por ello hace perfecto sentido que a unos cuantos kilómetros del impresionante Tajín, también se vayan a desarrollar pruebas de Veracruz 2014, la vigésimo segunda edición de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Porque acaso el principio del deporte mesoamericano, está ahí. Y el principio totonaca, también.
Takilhsukut (en totonaca El Principio), es mucho más que un área de interés turístico. Es, ante todo, un área de preservación de las tradiciones indígenas y, en particular, de la cultura totonaca.
Muy cerca de Papantla y Tuxpan, y a la sombra de la espectacular zona arqueológica de El Tajín, Takilhsukut se compone de 16 casas que muestran diversas facetas de la herencia totonaca. En una se dedican al algodón y podemos ver el proceso de creación del hilo. En otra se generan los colores y entonces nos aproximamos a una especie de laboratorio con cortezas, pócimas, mezclas, combinaciones: añil, palo Brasil, plátano, hueso de aguacate, pichoco, tronco de mora. En alguna más se inicia a los niños en el arte de los voladores de Papantla.
Parada obligatoria es la casa de la cocina totonaca, donde los bocoles (gorditas de manteca), preparados por Martha Atzin, van rellenos de hongos de chaca.
De hecho, los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz 2014 eligieron como mascotas a un niño totonaco, llamado Toto, que siempre camina acompañado de su iguana Bamba.
Sobre ese tema hablé con uno de los abuelos de la aldea de Takilhsukut (quienes, por cierto, sesionaban durante mi visita en el Kantiyán o Casa de los Abuelos). Su respuesta era de orgullo, de interés por aprovechar este festival deportivo para dar a conocer su cultura y acercarse a otros pueblos latinoamericanos con el niño Toto de por medio.
En Tuxpan se van a efectuar las pruebas de canotaje, competencias que tendrán un elevado carácter simbólico para la delegación cubana. El kilómetro cero se encuentra exactamente en el punto del río Tuxpan del cual partió la embarcación Granma, con Fidel Castro y el Che Guevara a bordo, para hacer la revolución en Cuba. Sesenta años después de ese episodio, justo a un costado de la nueva instalación para las regatas de canotaje de los Centroamericanos, se ubica el Museo de la Amistad México-Cuba; en ese recinto vivieron Fidel y sus compañeros revolucionarios antes de dejar México; a un par de metros (y no es exageración) serán los eventos de remo.
En el principio, en el Takilhsukut, hubo efervescencia deportiva en Tajín. En este 2014, muy cerca de ahí, también. Será del 14 al 30 de noviembre, en el regreso de los Juegos Centroamericanos a México tras 24 años de ausencia.