El gran dilema del periodismo es el de la ética o el juego de poder. MVS y Carmen Aristegui fueron usados por Servando Gómez La Tuta en la revelación de un video con periodistas de Televisa.

 

Más que una victoria del periodismo, ese video fue un triunfo mediático de La Tuta porque supo explotar los rencores de un medio contra otro.

 

En este contexto, el dilema del periodismo es simple: ganar la nota aunque se le haga el juego a la fuente de información o ejercer la ética para perder la nota pero no jugar las cartas marcadas del informante.

 

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En los hechos, MVS y Aristegui se mostraron como parte de la estrategia mediática del principal narcotraficante y criminal de Michoacán.

 

No ha sido el primer caso. En abril del 2010, el dueño de Proceso, Julio Scherer García, se encontró en un lugar secreto con el narco Ismael El Mayo Zambada, responsable, por cierto, de asesinatos de periodistas, y el periodista apareció en una foto con el brazo protector del narco sobre sus hombros. Como no hubo noticia, el hecho fue una operación de relaciones públicas del narco con el aval del periodista.

 

Desde el punto de vista periodístico, ese video revelado por MVS y Aristegui careció de una estrategia informativa por parte del programa. La jugada, después de todo, fue neutralizada por Televisa al suspender las relaciones periodísticas con los señalados de colaborar con La Tuta. Eso sí, sin un razonamiento profesional, MVS y Aristegui mancharon la profesión periodística porque reprodujeron acríticamente lo que quería La Tuta.

 

Lo malo de la “exclusiva” de MVS y Aristegui lo reveló la misma periodista: el juego perverso de la información de la fuente emisora del mensaje: La Tuta envió el video con un narcomensaje:

 

“Sra. Aristegui: le mandamos un regalito contra sus amigos de Televisa hace unos días. No ha sacado nada. Este material va a salir. Esperamos que sea por su programa”.

 

Ante lo perentorio, Aristegui y MVS le cumplieron a La Tuta. Pero queda la duda racional: ¿quién le hizo más el juego a La Tuta: los periodistas de Televisa que se reunieron con el capo para aconsejarlo o MVS y Aristegui que obedecieron la sugerencia del narco y difundieron un mensaje que tenía la intención del jefe de Los Templarios y no el razonamiento periodístico de MVS y Aristegui?

 

No hay vuelta de hoja: los periodistas de Televisa y MVS y Aristegui se pusieron al servicio de los intereses del jefe de los narcos michoacanos, unos aconsejando estrategias de información y otros difundiéndolas.

 

El periodismo en situaciones extremas debe tener cuidado con las intenciones de informaciones envenenadas. De ahora en adelante cada “exclusiva” de MVS y de Aristegui tendrá que pasar por el filtro de los intereses de la fuente de información: ¿de parte de quién? Al modelo de comunicación de Harold Lasswell -quién dice qué, por cuál canal, a quién y con qué efecto- hay que agregarle un nivel más: con qué intención.

 

En el caso de Los Templarios y dos periodistas de Televisa, la intención obsesiva de MVS y Aristegui contra Televisa para hacerle el juego a Carlos Slim afectó la credibilidad de su periodismo porque la intención de La Tuta fue manipular a MVS y Aristegui contra Televisa.

 

Así, el crimen organizado ha pasado de las narcomantas a las narcoexclusivas pero siempre en función de los intereses del crimen organizado, no del periodismo.

 

Lamentablemente para el caso de Tuta-periodistas de Televisa-MVS, el debate no se dará en función de la capacidad de corrupción del narco sobre los periodistas, sino del manejo de La Tuta de la política de información de MVS y del programa de Aristegui, que se vieron al servicio de los intereses de un narco.