Lilian Clark, mamá de Gustavo Cerati, comentó: “Sabía lo grave que era su enfermedad, igual siempre apostaba por tantas cositas que nos hacía… nos agarraba la mano, nos apretaba, por más que él no veía y estaba conectado, pero nosotros sabíamos que estaba”.

 

Lilian admitió que su deseo era que mejorara, pero no lo logró y durante los cuatro años en que su hijo estuvo en coma le dieron todo lo que pudieron y mucho amor. Y ahora, a tres semanas de su muerte, reflexiona:

 

“No creo que a Gustavo le hubiera gustado volver si no estaba en perfectas condiciones físicas, y no se sabía qué podía pasar si despertaba. Él estaba bien, nunca tuvo un dolor, estaba entero, de buen color. Entonces es como que nos fue preparando.

 

A veces pienso que mi hijo tenía una inteligencia superior. Nos fue acostumbrando lentamente, hubiese sido terrible que Gustavo hubiese muerto de golpe. Gustavo no tuvo muerte cerebral, nos escuchaba, de manera que tenía una luz de esperanza.

 

Decía: ‘¿Por qué no?’ Somos miles de personas en este mundo y cada uno tenemos una impresión digital diferente y cada uno puede reaccionar de manera diferente a distintos estímulos”.