Una vida digna y rebelde como la de Raúl Álvarez Garín no se puede resumir más que al testimonio de su propia vida.

 

Ex dirigentes del movimiento estudiantil de 1968 lamentaron el fallecimiento de su “camarada” y amigo Luis Raúl ocurrida este viernes 26 de septiembre, a quien reconocen como “uno de los más brillantes” que formaron parte de esta lucha que a causa de la represión oficial traspasó del terreno estudiantil a la justicia socialcomo él mismo dijera desde su días de preso en Lecumberri.

 

Y cumplió hasta el final con el que muy probablemente pueda ser su epitafio: “El 2 de octubre volvimos a nacer. Ese día también, decidimos cómo vamos a morir: luchando por la justicia y la democracia verdaderas” 

 

El propio Comité del 68, integrado por otros de los líderes de esta lucha, lo destaca como un gran ser humano, que con su ejemplo ayudó a muchos más a no olvidar la capacidad de los movimientos para cambiar la historia.

 

“Raúl es ahora y desde hace más de cincuenta años un referente de lucha indispensable”.

 

A los revolucionarios no se les entierra

 

José Piñeiro Guzmán, uno de los integrantes del movimiento y quien fuera el encargado de redactar la denuncia de genocidio que un grupo de ex presos del 68 presentó ante la PGR en el 30 aniversario de la matanza, consideró dolorosa la pérdida del amigo pero se dijo cierto de que su lucha y entusiasmo por abatir las injusticias queda depositaria en las nuevas generaciones.

 

“Un movimiento así no acabó con la matanza”, asegura al recordar que en broma se referían a si mismos como “una especie en extinción”.

 

“Es muy doloroso. Somos una generación que está por desaparecer físicamente, pero considero que parte importante de los que se buscaba lo reivindicarán las nuevas generaciones”, porque aún en el país hay muchas injusticias por las que luchar.

 

Asegura que para despedir a Álvarez Garín viene a su mente el dicho de que “a los revolucionarios no se les entierra, se les siembra” y afirma que “Raúl es una gran e invaluable semilla”.

 

Piñeiro Guzmán, quien sin ser parte del Consejo General de Huelga se sumó a la dirigencia a invitación expresa de Álvarez Garín tras compartir como presos  en la crujía C de la cárcel de Lecumberri, envió su pésame a María Emilia y su familia por la pérdida irreparable de un ser humano excepcional.

 

“Fue una circunstancia feliz haberlo conocido”, aunque el momento que vivieron no lo fuera, señaló el también autor del libro Recuerdos vagos de un aprendiz de brujo, en el que narra sus vivencias de aquel 2 de octubre.

 

En entrevista con 24 HORAS, José Piñeiro, abogado por la Facultad de Derecho de la UNAM, recuerda su integración a este movimiento gracias a Raúl Álvarez.  “A mi me invitó a participar en el movimiento cuando estábamos aún en la cárcel y me recibieron como uno más los compañeros.”

 

“Raúl era el líder del sector estudiantil de los presos”, explica el exreo político del gobierno de Díaz Ordaz, pues había tres grupos un segundo que eran miembros del Partido Comunista y un tercero que eran los detenidos que no habían sido parte ni del CGH ni del partido, pero que se sumaron a la toma de decisiones.

 

Si bien, Piñeiro Guzmán no podrá participar en este próximo aniversario de la matanza estudiantil, en la ciudad de México, eleva su consigna que esta seguro se replicará durante la marcha que se celebrará el próximo jueves a las 16:00 horas: “Si Raúl viviera con nosotros estuviera”

 

Y será honrado, dice, como otros que ya se adelantaron pero fueron parte vital de esta lucha como Gilberto Rincón Gallardo, Fausto Trejo, Heberto Castillo, Cabeza de Vaca, Eduardo Valle El Búho, Tomás Cervantes Cabeza de Vaca.

 

La demanda de genocidio

 

Tiempo después de que salieron de prisión, recuerda que quien fuera el delegado de la ESFM del Politécnico lo llamó para retomar lo que alguna vez aún presos charlaron sobre intentar legalmente algo para demostrar al pueblo de México que había pendientes de tipo judicial contra ellos.

 

“En el momento que yo hice la propuesta en la cárcel se rieron de mi, nadie pensaba que eso pudiera ser posible en este país”, rememora Piñeiro pero el tiempo pasó y fue años después que ante la insistencia de abogados externos que manifestaron a Álvarez Garín su interés en ayudar con las demandas judiciales pendientes, este se resistió y señaló que lo harían desde la dirigencia del movimiento.

 

Meses antes de que prescribiera el delito decidieron armar la denuncia. Raúl se dedicó a coordinarla y Piñeiro la redactó con apoyo moral de los juristas universitarios, Luis Garrido Platas, doctorado en la Sorbona, y Adlaberto Saldaña Harlow, doctorado en Cambridge.

 

La denuncia de hechos por genocidio contra el gobierno federal se promovió ante la Procuraduría General de la República (PGR) firmada por siete ex presos en nombre de toda la generación del 68, que consideró a 400 hombres y 10 mujeres entre universitarios, politécnicos, chapingueros, normalistas y todos lo que participaron.

 

Piñeiro recuerda entregó la demanda ante el entonces procurador Jorge Madrazo Cuéllar a las 13:15 del 2 de octubre de 1998.

 

“Fuimos siete la personas que firmamos el documento”. En primer lugar Raúl Álvarez Garín (ESFM), César Tirado (ESIQUIE); Javier Ramos Rodríguez (ESIQUIE), Roberto Vázquez Camarena (Facultad de Contaduría), Félix Hernández Gamundi (ESIME) y Roberto Escudero (Facultad de Filosofía y Letras) y José Piñeiro Guzmán (Facultad de Derecho).

 

Piñeiro Guzmán por motivos de salud debió mudar su residencia a Veracruz, así que fue el doctor Raúl Jiménez fue quien continuó el procedimiento de la demanda.

 

El jefe de la Crujía C

 

Por su parte  Salvador El Pino Martínez Della Rocca destaca a Álvarez Garín como “una gente brillante, tenaz, persistente” que se comprometía hasta el final con cada causa que decidía abanderar.

 

“En cada crujía había un mayor, que era como un jefe, y por unanimidad todos nombramos a Raúl el jefe de la crujía C”, señaló Della Rocca al recordar tantas cosas que aprendió de Álvarez Garín aquel tiempo inolvidable que pasaron en prisión.

 

El también ex delegado por Tlalpan (1197-2000) y ex diputado de la ALDF (2003-2006), ambos representando al PRD, lo recuerda como el camarada “que siempre daba las ideas de qué hacer al otro día”, en aquellos años de lucha estudiantil.

 

Arquitecto de generaciones 

 

En tanto, Félix Hernández Gamundi, reconoció a Álvarez Garín como el principal promotor de la investigación y sanción de los responsables de la masacre del 2 de octubre en Tlatelolco.

 

A su amigo lo recuerda como un ser humano que dedicó bastantes horas de su tiempo, muchas por decir lo menos, a los jóvenes que se le acercaban como un referente para conocer de distintos temas. “Fue un arquitecto de generaciones”

 

Un hombre ético, culto, lo describe.

 

“La razón de vida de Raúl, a la que le dedicó cada minuto, fue volver realidad un México mejor, con democracia y más justo”, refirió .