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Podría sonar hasta como contradicción, pero la nueva ola del feminismo propone incorporar a los hombres a la lucha por la igualdad. Sin ellos, resultará imposible dar carpetazo a las desigualdades y la discriminación que enfrentan todos aquellos que se salen, aunque sea un poco o completamente, de los cánones que por siglos nos han impuesto como “lo que debe ser”.

 

El discurso no es nuevo, pero ha sido refrescado por la actriz inglesa Emma Watson (protagonista de la saga infantil Harry Potter y de la más reciente película del director de culto Darren Aronofsky, Noé). Suena hollywoodense, pero para nada es superficial: se trata de la iniciativa He for She de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de la cual Watson es vocera oficial.

 

Se trata no de que ahora sean los hombres quienes defiendan eliminar los estereotipos de género sobre las mujeres, sino combatir los que pesan sobre ellos mismos; esos que les dicen que deben ocultar sus sentimientos, que si se involucran con el cuidado de sus hijos y de su casa son mandilones o la gran presión que cae sobre ellos de ser los “proveedores” únicos de su hogar.

 

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