WASHINGTON. El intruso que escaló una cerca para penetrar en la Casa Blanca hace aproximadamente dos semanas, llegó más lejos dentro de la mansión de lo que ha reconocido el Servicio Secreto, señalaron los diarios The Washington Post y The New York Times.

 

El incidente generó revuelo en Washington al ser la primera vez que un asaltante recorre los 60 metros que separan la reja de la puerta e ingresa dentro de la residencia presidencial, pese a las fuertes medidas de seguridad.

 

Citando a tres personas familiarizadas con el incidente y un asistente legislativo —todos sin identificar—, los diarios dijeron que Omar J. González, de 42 años, logró pasar al guardia en la puerta delantera y llegó al East Room, que está en la mitad de la planta baja del edificio. A final de cuentas González fue “apresado” por un agente, según The Washington Post, que fue el primero en reportar la noticia.

 

Horas después de la intrusión, el vocero del Servicio Secreto, Ed Donovan, dijo a The Associated Press que el sospechoso fue aprehendido justo al pasar las puertas del pórtico norte de la Casa Blanca.

 

El Servicio Secreto dijo además esa noche que el sospecho no estaba armado, aseveración que se reveló al siguiente día que fue falsa cuando funcionarios admitieron que González tenía una navaja cuando fue arrestado.

 

Para llegar al East Room, González habría tenido que recorrer el pasillo de la entrada principal, hacer un giro y avanzar por el corredor central hasta la mitad de la planta baja del edificio, que tiene un largo de 52 metros, según la Asociación Histórica de la Casa Blanca.

 

El servicio secreto

 

Julia Pierson, directora del Servicio Secreto, tiene programado declarar el martes ante una comisión de la Cámara de Representantes por primera vez desde el incidente del 19 de septiembre. Se espera que los nuevos detalles sobre hasta dónde llegó el intruso dominen las indagaciones de los legisladores.

 

En una carta de Pierson al Representante Darrell Issa de California, el presidente republicano de la comisión, la directora del servicio secreto dijo que la mayor parte de la discusión debe tener lugar en un informe clasificado no abierto al público. Una discusión exhaustiva de las políticas y procedimientos del Servicio Secreto requeriría revelaciones que son “en la aplicación de la ley menos sensible y, en algunos casos, que se clasifica”, especificó.

 

“En pocas palabras”, escribió en la carta, que fue obtenida por The New York Times, “ventilar públicamente las medidas propias de seguridad empleadas por el Servicio Secreto y los diversos desafíos que enfrentamos en el complejo de la Casa Blanca armará a aquellos que desean causar daño – o peor – llegar al Presidente y su familia”.

 

Un portavoz del Servicio Secreto rechazó hacer comentarios sobre los detalles más recientes debido a que la investigación está en curso.

 

Fue una falla de seguridad que podría haber tenido consecuencias graves si el intruso hubiera estado fuertemente armado y si el presidente y su familia hubieran estado en la residencia. Nadie resultó herido en el suceso, pero no es el primero en la Casa Blanca, lo cual suscita la interrogante de si la falla más reciente es parte de un patrón de reacciones demoradas a amenazas a la mansión ejecutiva.

 

El Servicio Secreto dice que ese no es el caso y el presidente Barack Obama ha expresado su confianza en el Servicio Secreto.

 

 

El caso de 2011

 

The New York Post reportó durante el fin de semana que el Servicio Secreto no respondió de inmediato a disparos realizados en la Casa Blanca en 2011, entre lo que la agencia describe como incertidumbre sobre dónde se originaron. Cuatro días después se descubrió que al menos uno de los disparos rompió el vidrio de una ventana en el tercer nivel de la mansión, dijo el Servicio Secreto.

 

En el momento de la falla de seguridad de 2011, el presidente y la primera dama Michelle Obama estaban de viaje, pero sus hijas estaban en Washington, una en casa y la otra llegaría esa noche.

 

Oscar R. Ortega Hernández, de Idaho, fue sentenciado a 25 años de prisión por el caso de 2011. (Con información de AP Y The New York Times)