Mientras la Comisión Federal de Incompetencia Económica, perdón, de Competencia Económica (Cofece), se esfuerza en difundir las principales bondades de esta política, argumentando, entre otras cosas, que la competencia nos beneficia a todos los consumidores, un par de organismos empresariales y varias cámaras industriales afirman que la Ley  da a ese engendro antimonopolios discrecionalidad en su actuación, además que le permite actuar con arbitrariedad.

 

La Confederación Nacional de Cámaras Industriales (Concamin) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) consideran que algunos artículos de la mencionada Ley son anticonstitucionales porque le permiten a la Cofece interpretaciones sesgadas a la hora de determinar la existencia de poder sustancial en un mercado. Así como establecer el daño causado por un agente económico que viole la Ley y se le imponga una multa. La Cofece sin embargo, “ni los ve ni los oye”, e insiste que con la competencia en los mercados habrá un mayor crecimiento de la productividad, lo que generará un mayor crecimiento económico que se reflejará en un mayor bienestar para toda la familia, perdón, para todos; bueno, es lo mismo ¿no?.

 

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Y para quienes no lo hayan entendido explica que para atraer más clientes las empresas ofrecen mejores precios, tanto a los consumidores como a otras empresas. ¡Si, Chucha!, responden los escépticos. Más competencia resulta en mayor variedad y calidad en los productos y servicios, agrega. ¡Pues que se los crea su abuelita!, exclaman los consumidores. Para ser competitivas, las empresas aumentan su productividad invirtiendo en mejores herramientas de trabajo, procesos más eficientes y capacitación a su personal. ¡Hasta creen! Ah, y para ser más productivas las empresas buscan innovar. Innovar e invertir contribuyen a generar más empleo y mejor remunerado. ¿Dónde, dónde está ocurriendo eso?, preguntan los escépticos. Y la cereza en el pastel es un mayor crecimiento económico. Y beneficio para toda la familia.

 

Por eso y muchas cosas más para apoyar a la Cofece en su labor es importante saber cómo la incompetencia, perdón otra vez, ayuda a México, termina el promocional.

 

Seguramente tanto la Cofece como los organismos de los “cupuleros” tendrán razón en sus argumentos. Pero quienes han padecido algunas de las arbitrariedades y abusos de quienes investigan denuncias de prácticas monopólicas, especulación con los precios, concentración de mercado, afirman que en muchos casos los funcionarios de la multicitada comisión son incompetentes, lo que daña a muchas industrias.

 

AGENDA PREVIA

 

La subsecretaria de Hidrocarburos, Lourdes Melgar, ofreció una ponencia en el Congreso Mundial de Compañías Nacionales de Petróleo, capítulo Las Américas, que se realizó en Cancún el fin de semana. Y según algunos de los asistentes, sorprendió al auditorio. ¿Por sus conocimientos?, preguntan los bisoños. No, hombre, porque su información fue incompleta, vaga y confusa. Y vaya que el tema que abordó es crucial, ya que se refirió a las etapas y escenarios que se avecinan en la implementación de la reforma energética. Algunos de los asistentes al citado evento, el cual dicho sea de paso tuvo un costo de hasta 80 mil pesotes, salieron medio decepcionados por la participación de la señora Lourdes, además de que quedaron perplejos.

 

Ahora que si de consuelo le puede servir a la subsecretaria ( que ya lleva un par de intervenciones cuestionables), el presidente de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), Francisco Xavier Salazar, quien participó en el mismo evento, también dejó perplejos a los asistentes, más no por sus conocimientos, sino por su… Declaró por ejemplo, que dicho organismo tiene los recursos técnicos y humanos  para responder a la nueva realidad del sector energético en México… “pero no es suficiente”. ¿Y cómo le van a hacer, Pancho? Le preguntaron. Y respondió: Pues nos vamos a ver en la penosa necesidad de contratar gente del extranjero para que se integre al organismo, “siempre y cuando reúnan el perfil requerido para comprar con la tarea asignada a la Comisión”. ¡Ah bárbaro! Por supuesto que algunos especialistas se quedaron con las ganas de darle un zape.