Más que terminar con otra herencia del proyecto revolucionario del presidente Lázaro Cárdenas, la crisis en el Instituto Politécnico Nacional es un efecto directo de las reformas estructurales en el sector energético.
A partir del hecho de que fue creado por Cárdenas en 1936 como parte de los requerimientos de personal capacitado para su proyecto revolucionario y fortalecido después de la expropiación petrolera, el IPN necesita ahora adecuar sus planes de estudio a las necesidades del despegue energético.
La tarea no será fácil porque los centros públicos de educación superior fueron creados para un Estado social que ya no existe y la resistencia de los estudiantes, de origen popular en su mayoría, sigue pensando en formaciones educativas con sentido social.
El contenido de las movilizaciones de estudiantes del Politécnico es el mismo de los maestros disidentes del SNTE agrupados en la Coordinadora y la de los maestros normalistas. La educación no sólo fue un proyecto político de defensa del modelo social de la Revolución Mexicana sino que constituyó un proyecto ideológico comandado por el PRI.
De hecho, a los estudiantes del Politécnico le ocurrirá lo mismo que a la UNAM en 1968: la modernización política, el proyecto económico y el deslavamiento ideológico del PRI disminuyeron las expectativas de empleo de los egresados. Y ante excesos autoritarios del gobierno, la respuesta fue el colapso estudiantil del 68.
La reforma a los programas de estudio del IPN es inevitable y no tendrá marcha atrás; si acaso, en Los Pinos molestó la ineficacia política de la directora Yoloxóchitl Bustamante para administrar la modificación. Las protestas se pudieron haber contenido o desviado, pero la directora se empeñó en imponerlas por la vía de la autoridad.
La reforma energética comenzará en el corto plazo a ingresar inversiones extranjeras que requerirán de técnicos especializados en la exploración petrolera en zonas profundas y sobre todo especialistas en explotación de gas Shell. Pero los programas de estudio del Politécnico han perfilado a egresados con sentido social comunitario.
La aparición del secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, para iniciar negociaciones públicas tuvo un buen efecto pero podría distorsionar las posibilidades del gobierno para encarar la larga lista de movimientos sociales que quieren sacar al gobierno de las oficinas públicas. No faltará mucho para ver a la Sección 22 de maestros de Oaxaca y a los maestros de la disidencia magisterial nacional exigiendo el mismo trato negociador.
En todo caso, el funcionario logró que el gobierno federal pudiera saltar las movilizaciones en torno al 2 de octubre de 1968 quitándole la agenda del corto plazo y dejando nada más el simbolismo histórico de Tlatelolco. El viernes, Osorio va a decirles a los politécnicos que la reforma seguirá su curso y que sólo cambiaría el procedimiento; y para calmar los ánimos, hoy jueves o mañana viernes se oficializaría la renuncia de la directora Bustamante.
La reforma a los planes educativos del Politécnico es urgente para la reforma energética o los nuevos inversionistas extranjeros tendrán que importar recursos humanos que en México no existen. El IPN nació como instancia formadora de recursos técnicos para el desarrollo, no jóvenes politizados para un proyecto político que realmente ya no existe más.
Luego de la reforma en el IPN, tendría que venir la reforma de programas de estudio de la UNAM; si se vuelve a frenar, entonces se va a consolidar el dominio educativo en el gobierno del Instituto Tecnológico Autónomo de México, el ITAM que desde 1982 han ido ocupando las plazas de la modernización que antes tenían las universidades públicas.