Ricky Martin goza sus conciertos y eso se refleja en el escenario, donde se muestra sonriente y agradecido con el público que corea y baila sus canciones. Ricky es todo un artista y ha logrado una carrera sobresaliente, además que de manera paralela ha desarrollado su lado humano, y desde que se convirtió en papá la vida le cambió y hoy es más sensible y entregado.

 

Me cuentan que mientras montaba el espectáculo en el Palacio de los Deportes, mandó a hacer una mini cancha de fútbol para sus hijos y, entre canción y canción, bajaba con ellos a jugar una cascarita.

 

riky martin

 

Tuve oportunidad de estar en el soundcheck y vi como Ricky llega y saluda a cada uno de sus músicos, les da un abrazo y les sonríe. Se siente la buena vibra. Después recibió a 20 fans que compraron un paquete VIP que cuesta 10 mil pesos, y me sorprendió lo bien que comercializan estos pases y cuánta gente está dispuesta a pagarlo.

 

El paquete incluye la prueba de sonido y un regalo con una bolsa, una playera y una foto del cantante. Después te pasean por backstage, luego te brindan un lunch bastante sencillo para el precio que se paga (una hamburguesa y papas) y el mayor atractivo es conocer a Ricky Martin, quien es sumamente amable con cada uno, platica un rato y se toma la foto que luego les será entregada con todo y autógrafo.

 

Sin duda, salen encantados por la gracia y simpatía del boricua, por su sencillez y por ser tan accesible, no importa si por pagar esos 10 mil pesos se queden todo el mes sin nada. Su sueño se ha cumplido y han logrado tenerlo cerca. Parte de este dinero va a su fundación, así que aunque es un negocio redondo, Ricky le da un buen uso.

 

Otra de sus gracias es que baila muy bien, su sonrisa es encantadora y toda la ropa que se pone le luce porque está en forma, tiene canciones rítmicas que prenden al público y baladas que los hacen llorar. Así que es un gran concierto, se los recomiendo.

 

Hay más… pero hasta ahí les cuento.