Como un homenaje a México y sus tradiciones fue como calificaron el productor Guillermo del Toro y el director Jorge Gutiérrez a la cinta animada El Libro de la Vida, que se estrena a nivel nacional el próximo 16 de octubre con casi 2 mil copias, durante la conferencia de prensa realizada en el Hotel Presidente InterContinental de la Ciudad de México.
En el evento, ambos estuvieron acompañados de las actrices Sandra Echeverría y Ana de la Reguera, que en el filme prestan sus voces a los personajes de María y la Mamá de Manolo, respectivamente.
“Es algo irónico que me haya tenido que ir a Estados Unidos para poder hacer una película animada con temática ciento por ciento mexicana, pero así son las cosas”, comentó Gutiérrez, director del filme, quien agregó que fue un proyecto que la tardó casi 15 años en poder ver concretado.
Del Toro, quien es productor de la cinta, señaló que la historia del Día de Muertos y la tradición propia de esas fechas era la que más le gustaba cuando era niño, por eso siempre quiso llevar algo de eso a la pantalla grande.
“A mí no me animaban tanto el Halloween o la Navidad, pero sí el Día de Muertos, que era la celebración que siempre me llamó la atención, tanto por sus personajes de calaveras y muertos, como por su colorido. Cuando era chico siempre fue una fecha muy importante, en la que iba a visitar la tumba de mi abuelo y era algo que disfrutaba mucho”, expresó, y agregó que el aspecto visual de la película es algo que está muy de moda en otras partes del mundo.
Por su parte, Sandra Echeverría, quien presta su voz al personaje femenino principal de la historia, María, comentó:
“Este no es mi primer trabajo de doblaje, de hecho es el octavo, pero fue muy divertido. El personaje de María es muy feminista, siempre lucha por lo que quiere y no le importa hacerle frente a nadie con tal de conseguirlo”.
Finalmente, Ana de la Reguera, quien da vida tanto en inglés como en español a la mamá del personaje principal, Manolo, señaló que además de divertido, hacer el doblaje en dos idiomas diferentes no fue tarea sencilla:
“Cuando hablas en dos idiomas, siempre cambia. En español trataba de que no sonara muy chilanga, o con un tono muy mexicano, quería que fuera más bien neutral para el resto del público de Latinoamérica, pero en inglés sí cambia tu tono, tu dicción. Fue divertido formar parte de esta aventura”, concluyó.
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