Como en política no hay coincidencias, habría que leer la decisión de la Cámara de Diputados de entregarle la medalla “Eduardo Neri” a la ministra de la Corte Olga Sánchez Cordero en el contexto de la decisión de la secuestradora francesa Florence Cassez de demandar penalmente a los que la arrestaron.
El asunto Cassez-Sánchez Cordero ha involucrado a la UNAM, cuyo rector priista, José Narro Robles, propuso la nominación de la funcionaria de la Corte Suprema, quien no sólo fue la autora de la maniobra de barandilla en la Primera Sala (Penal y Civil) en enero de 2013, sino que además ha sido promotora del aborto como la privatización del cuerpo femenino y la desestatización de la política poblacional.
La revisión de la sesión de enero de 2013 en la que la ministra Sánchez Cordero puso una trampa a los ministros para otorgarle a la secuestradora francesa un amparo liso y llano por violaciones al debido proceso recordaría que los ministros Jorge Pardo y José Ramón Cossío proponían lo más sensato: quitarle las acusaciones vinculadas al montaje de la escena del crimen pero dejarle las acusaciones sustentadas como cómplice del secuestrador Israel Vallarta, su novio.
Ya libre en París, Cassez hizo declaraciones para afirmar que la ministra Sánchez Cordero había aplicado la ley para declararla inocente. De ahí que la medalla “Eduardo Neri”, en honor del diputado que se enfrentó a Victoriano Huerta para defender al senador Belisario Domínguez después del cuartelazo de 1913, deba tener una extensión a Cassez por su libertad debida a la ministra Sánchez Cordero.
La votación del miércoles 22 de enero de 2013 fue histórica, pero no tanto por la aplicación de la ley sino por la forma en que la ministra Sánchez Cordero presentó su propuesta que se enfilaba a una derrota pero revivió otra que obtuvo el voto de los ministros Alfredo Gutiérrez, Arturo Saldívar para la libertad absoluta de Cassez por irregularidades en una pequeña parte del proceso. Con tres votos contra dos, Sánchez Cordero -profesora del Colegio Francés- dictaminó la libertad.
Lo grave de la decisión de tres ministros de la Corte fue ignorar los testimonios de las víctimas y de desdeñar las pruebas reales en contra de Cassez como miembro de la banda de Los Zodiaco. Varias veces Cassez negó conocer a Israel Vallarta, pero se difundieron fotos de una reunión de ella y sus padres con el novio. Ya en París, confesó que se había enamorado de Israel Vallarta y como el amor es ciego nunca vio a los secuestrados, aunque hay testimonios de víctimas que reconocieron su voz.
Ahora Cassez viene por la revancha demandando en París a quienes la detuvieron y la acusaron de formar parte de Los Zodiaco, en cuya casa de seguridad vivió ella algún tiempo y en cuya sala ocurrió la reunión de sus padres con el jefe de la banda. El asunto ahora gira en torno al hecho de que la decisión de la ministra Sánchez Cordero liberó a la secuestradora y ahora recibe una medalla al mérito civil que tiene más que ver con la libertad de expresión que con maniobras leguleyas jurídicas de barandilla.
La demanda interpuesta la semana pasada por Cassez sería la oportunidad para que se reabriera aunque sea en medios el expediente de los delitos que sí cometió Cassez y que la ministra Sánchez Cordero ayudó a sobreseer en nombre del debido proceso. Dos ministros consideraron que en el expediente había suficientes evidencias para continuar el proceso legal. Y una copia de ese expediente debería estar en el escritorio del rector priista Narro Robles, quien anda en otros moles cuando la UNAM hierve de problemas.
De ahí la propuesta complementaria para que se le entregue a Cassez una medalla alternativa “Eduardo Neri” como reconocimiento al sentido jurídico de la ministra Sánchez Cordero.