Aquel refrán de que si ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar; viene muy a cuento hoy en día.
Ayer en la presentación de su informe semestral el Fondo Monetario Internacional recortó las previsiones para el crecimiento mundial en 2015 a 3.8% del 4% que había estimado en julio pasado, porque la economía mundial “se ha desacelerado más de lo esperado”, particularmente por la influencia negativa proveniente de la eurozona.
Si bien los pronósticos de los economistas del Fondo sobre el desempeño de la economía de Estados Unidos se mantienen optimistas con un crecimiento de 3.1% para el próximo año, el panorama no es tan alentador para las economías emergentes particularmente para América Latina y Rusia.
Pero a la lentitud de una recuperación dispar en la economía mundial, se añaden una serie de nubarrones en el horizonte cercano que no se puede obviar en las expectativas hacia los próximos meses.
Uno de estos nubarrones para países exportadores de crudo, como México, es el de una menor demanda petrolera en el mundo que se cruza con una abundancia de suministros de crudo previstos para 2015 que ya están surtiendo efectos en menores precios que se espera continúe en los próximos meses. Un fenómeno de mercado que –de profundizarse- agravará la caída de los ingresos petroleros en el país derivada de una menor producción de crudo y, por consiguiente, generará presiones adicionales a unas cuentas públicas que en los últimos años han visto incrementar su déficit a niveles ya preocupantes.
Pero al mercado petrolero se suman otros nubarrones en el horizonte inmediato como la esperada volatilidad financiera derivada de un incremento de tasas de interés en Estados Unidos muy posiblemente a partir del primer trimestre del próximo año. Presiones sobre el peso y mayores tasas de interés podrían alentar el ritmo de recuperación que ha iniciado la economía en este segundo semestre, además de los efectos perniciosos sobre las endebles finanzas públicas de los gobiernos locales.
Sin embargo los nubarrones económicos a la vista no son los únicos. Los hechos de violencia provocados por células del crimen organizado en contubernio con gobiernos, políticos, y policías locales –como lo ocurrido recientemente en Guerrero, en Michoacán, en Tamaulipas o en Veracruz- se han convertido en peligrosos caldos de cultivo y en focos para la desestabilización local con impactos en ámbitos regionales.
Una situación de inestabilidad social que se potencia con movimientos sociales organizados que, al amparo de gobiernos locales, se movilizan, crecen y se alimentan de la violencia. Es el caso de Oaxaca, de Guerrero, de Michoacán o de Chiapas. Situaciones que se inflaman en un proceso electoral tan disputado -con tantos enconos políticos al interior de los propios partidos y con un visible descontento social- como el que se avecina. Así que los nubarrones derivados de la violencia y de las pugnas políticas tampoco pueden ser ignorados.
Así que ante los nubarrones que saltan a la vista por todo el mundo y al interior del país, sería mucho más prudente que en materia económica el gobierno ponga las barbas en remojo. Cuestión de prudencia y, también, de sagacidad.
SÍGALE LA PISTA…
QUE SÍ, PERO NO. Ayer temprano Carlos Hank González desmintió que su renuncia como consejero y director general de GF Interacciones y como presidente del Banco Interacciones para convertirse en consejero propietario del GF Banorte, sea un indicativo de que haya un acuerdo de fusión entre ambos grupos financieros. El desmentido viene después de que la acción de GF Banorte ha caído más de 8% en las últimas seis semanas, precisamente por esta versión que aquí hemos comentado desde hace más de un año. El mercado no creyó la versión de Hank González y ayer la acción de GF Banorte siguió cayendo, esta vez 1.24%. Por cierto, quien haya redactado el comunicado de Interacciones enviado ayer a la BMV, dio razones adicionales para creer que Hank González sería el presidente de GF Banorte. Al tiempo.