SANTIAGO DE CHILE. “México siempre ha sido un socio estratégico de Chile. Recordemos que a la vuelta de la democracia en nuestro país, en los 90, firmamos el primer acuerdo comercial y que después realizamos una serie de modernizaciones, con la finalidad de mantener vigente una sólida relación comercial. Ahora la Alianza del Pacífico abre las perspectivas para ampliar y actualizar nuestros enlaces en términos de servicios, inversiones y desde luego productos”, refiere Pablo Urria, director de Asuntos Económicos Bilaterales de DIRECON, del Ministerio de Relaciones Exteriores del gobierno chileno.
El 30 y 31 de octubre se llevará a cabo en La Hacienda de los Morales, de la Ciudad de México, el encuentro Sabores de Chile, foro comercial y de información estratégica que propone reforzar la participación chilena en los mercados mexicanos en uno de los rubros donde ha logrado una significativa presencia y penetración: el alimentario. En 2013-2014, por ejemplo, México se ubicó en el lugar 15 de la lista de compradores de fruta fresca chilena con 33 mil 685 toneladas de producto. Es el quinto comprador de Chile en ese rubro en Latinoamérica, debajo de Colombia, Brasil, Ecuador y Perú, de acuerdo con la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile (ASOEX).
La intención de los productores chilenos es, desde luego, aumentar y diversificar la canasta de exportaciones, incluyendo en este sentido el paso de productos primarios a secundarios. No se trata de que lleguen solo las frutas frescas, sino también las mermeladas realizadas con ellas.
En un momento de interesante crecimiento económico, Chile se perfila como el gran huerto del mundo. A su reconocida condición de país rodeado de barreras naturales que han impedido la entrada de diversas plagas y enfermedades del campo, incluyendo la filoxera, se suman las estrictas medidas sanitarias, pero sobre todo la coordinación de estándares en esas regulaciones, como advierte Carlos Furche, ministro de Agricultura de Chile.
En ese esfuerzo por afirmar su agricultura como un pilar de avance económico, los chilenos han sabido abrirse paso en los distintos mercados, lo mismo en Oriente, que en Estados Unidos, Europa, Mercosur y la Alianza del Pacífico. Esa fluidez los ha llevado a entender y ajustarse a los distintos estándares de calidad internacionales y a ajustarse a las tendencias de los nuevos segmentos de consumidores.
“Son mercados que desde luego no conquistamos por nuestras grandes cantidades de producción. Lo que ofrecemos es la calidad, un constante valor agregado. Aspiramos a ser el proveedor de todo el mundo y sabemos que en todo lo que ofrecemos hay un sello de exclusividad. Asimismo hemos tenido una innovación alimentaria que ha dado resultados muy positivos. Hace 40 años no teníamos salmón, mi abuelo no lo conocía; sin embargo ahora es uno de nuestros productos icono”, dice Roberto Paiva, director de ProChile.
Agrega: “Somos conscientes de que no tenemos una de las grandes gastronomías del mundo. En cambio, poseemos alimentos de notables cualidades: frutas de excepcional condición, pescados de sabores originales, vinos de términos muy característicos, como sus taninos. La calidad es nuestro elemento esencial y lo planteamos como parte de nuestra propuesta para países con una culinaria de gran valor, como es la mexicana, y a la que hemos llevado productos tan intrínsecos a su identidad como son los ajos. Del mismo modo fomentamos la agricultura orgánica, porque si bien ya nuestros alimentos son resultado de una rigurosa producción, las certificaciones nos ayudan a que nuestros productores se abran camino y se fortalezcan en los mercados extranjeros que cada día buscan más los productos de este tipo”.
Todas estas medidas refuerzan el avance de la industria alimentaria chilena en términos de valor, ya que si bien es el cuarto exportador mundial de vino, por ejemplo, el propósito es que haya un aumento gradual en los precios de este producto con base en una mayor calidad.
“Las tendencias indican el crecimiento de un sector poblacional interesado en alimentos de mayor calidad, tanto en sus condiciones de producción como en características culinarias. Va en paralelo con un aumento en el ingreso medio de ese segmento. Es un sector que resulta un consumidor potencial de nuestra producción. Aspectos como el control biológico y el bajo uso de agroquímicos van en sintonía con esta propuesta.
“Chile es un país con muchas virtudes del clima mediterráneo fuera de esa franja. Nuestros productos llegan a países consumidores de los frutos de esa región en un momento en que no hay una producción en la zona mediterránea, es el efecto de la contra estación. De ahí la relevancia de no perder nunca de vista los estándares de calidad, e incluso elevarlos, para no perder esa presencia estratégica”, resalta Carlos Furche.
Esa exigencia en patrones, añade, va en conjunto con no descuidar la presencia en los grandes eventos internacionales en materia alimentarias, como es el caso de SIAL 2014, a realizarse en estos días en París; o la gran Expo Milán, una de las máximas ferias de su tipo a realizarse en 2015 en esa ciudad italiana.
Y si bien la gastronomía puede no ser uno de los grandes puntales en la promoción de este sector de la economía, los chilenos no dejan a un lado la oportunidad de proyectar algunas de las figuras de la vanguardia culinaria del país que están marcando tendencia en el desarrollo de una cocina creativa, como una exaltación inteligente y virtuosa de los recursos provenientes de las distintas regiones. Tal es el caso del chef Francisco Mandiola, del restaurante Europeo, en esta ciudad, quien estará en México como parte de las actividades de Sabores de Chile. Figura de técnica y oficio impecables, Mandiola dará muestra de la lograda traza de la cocina chilena actual, como nosotros ya lo pudimos comprobar recientemente.