Jesús Murillo Karam, titular de la Procuraduría General de la República (PGR), aseguró que soldados utilizaron las armas de algunos presuntos delincuentes muertos para asesinar a otros que aún quedaban vivos tras una confrontación en una ubicada en el municipio de Tlatlaya del Estado de México, el pasado 30 de junio, en un caso que cimbró a la opinión pública.
Además, informó que tres soldados ya fueron acusados de “homicidio calificado” por ocho de las 22 muertes de civiles en este caso, así como un teniente que se supone estaba a cargo de los militares es señalado de encubrimiento.
En una entrevista con Carmen Aristegui para MVS Radio, el funcionario federal destacó que la acusación contra “un sargento y dos soldados” que estuvieron presuntamente involucrados en los hechos, “es bastante grave”, ya que se trata de “homicidio calificado”.
Murillo Karam añadió que el cuarto es acusado de “encubrimiento” y precisó que se trata del teniente que encabezó la operación el 30 de junio, en la que “ocho” civiles fueron asesinados con las armas de los 14 presuntos delincuentes que habían sido abatidos antes en un enfrentamiento en el que la mayoría de los 22 presuntos criminales fueron reportados fallecidos tras unos primeros tiroteos.
Aseguró que las balas por las que murieron algunos de los presuntos criminales “no correspondían a las armas del Ejército”, pero al seguir las investigaciones se determinó que “les disparan con las armas de los muertos”.
Murillo Karam había dicho el martes que tenían una nueva versión sobre lo que sucedió en junio en Tlatlaya y señaló que hubo dos intercambios de fuego.
Las autoridades han sostenido que en el incidente participaron siete soldados y un teniente, todos los cuales también son procesados en la justicia militar por violaciones a las normas castrenses.
El funcionario federal aseguró que una testigo coincidió con esa versión en una declaración que hizo el martes ante la Procuraduría General de la República, entidad encargada de adelantar las investigaciones penales en el país.
Hace unas semanas, no obstante, la mujer había dicho a The Associated Press (AP) y a la revista Esquire Latinoamérica, en entrevistas por separado, que 21 de los presuntos criminales fueron asesinados después de que se habían rendido.
La testigo dijo a la AP que vio cómo soldados mataron a su hija de 15 años que yacía herida en el suelo. Ella ha hablado bajo condición de anonimato por temor a represalias y no pudo ser contactada el viernes.
La historia sobre lo que pasó en la bodega ha tenido varios giros en los últimos tres meses, incluido el hecho de que autoridades federales no investigaron la escena del crimen hasta mediados de septiembre y tampoco habían entrevistado a la testigo hasta este martes, según lo admitió Murillo Karam el martes pasado.
El Ejército dijo inicialmente que los 22 presuntos delincuentes murieron en un solo enfrentamiento y que, en el lugar, se liberó a tres mujeres que estaban secuestradas. Pero la versión fue cuestionada debido al resultado del supuesto tiroteo: la Secretaría de la Defensa Nacional dijo que sólo uno de los soldados fue herido.
Además, periodistas de la AP visitaron la bodega días después del incidente y encontraron pocas evidencias de que se hubiera librado un enfrentamiento prolongado: en las paredes había una serie de marcas de disparos a la altura del pecho de una persona, lo cual sugería disparos a corta distancia.
Sin embargo, el procurador aseguró que fue el propio Ejército el que le notificó unos días después del incidente que había detectado irregularidades y violaciones a sus protocolos, por lo que se inició una investigación. DM