A pesar de que cada año mueren 80 mil mexicanos a causa de trombosis (coágulos de sangre que “taponean” las venas y arterias de pulmones, corazón y cerebro) y que estos fallecimientos son perfectamente prevenibles, no existen en nuestro país más que 10 especialistas en esta enfermedad y los médicos de primer contacto, que son los que podrían encender los “focos rojos” y mandar al paciente a tratamiento, no están lo suficientemente capacitados para distinguirla.
En las instituciones sanitarias existen guías para identificar, diagnosticar y tratar a los pacientes que padecen algún tipo de trombosis; sin embargo, estas guías resultan insuficientes por básicas y la poca difusión que tienen entre los médicos, reconocieron especialistas del IMSS y el Grupo Cooperativo Latinoamericano de Hemostasia y Trombosis (CLAHT). Es urgente un protocolo para saber qué hacer y cómo tratarlos, aseguraron.
“Hacemos un llamado a trabajar en conjunto en un programa nacional, en una estrategia de diagnóstico oportuno en el médico, un manual para el paciente e incluso una norma sanitaria”, señaló Carlos Martínez Muriño, subdirector del Grupo Cooperativo Latinoamericano de Hemostasia y Trombosis (CLAHT) en conferencia de prensa, en el marco de la conmemoración del Día Mundial de la Trombosis.
Existen algunos síntomas evidentes que alertan sobre la formación de coágulos, principalmente en brazos y piernas como hinchazón, dolor e incluso un cambio en la coloración de la piel.
La interrupción en el equilibrio biológico entre las proteínas que ayudan a coagular la sangre y las que evitan que esta se solidifique por completo, puede darse hasta en una persona perfectamente sana, como el fallecido futbolista Miguel Calero.
Los más preocupantes son los coágulos “invisibles”, esos que viajan por el torrente sanguíneo hacia el cerebro, el corazón o los pulmones; sin embargo, los médicos deben estar al pendiente y revisar cuando los pacientes presenten obesidad, diabetes o colesterol alto; pero también cuando hayan sido sometidos a una intervención quirúrgica.
Aquí es donde se nota más la falta de protocolos y procedimientos establecidos.
“Que los médicos reconozcan los signos y síntomas, que piensen en un evento trombótico en el momento de diagnosticar a un paciente”, señaló el especialista.
Para diagnosticar o descartar una trombosis es necesario realizar un ultrasonido doppler; si el estudio muestra que existe un trombo en alguna vena o arteria el principal objetivo es evitar que siga creciendo, que se formen otros o disolverlo para restablecer el flujo sanguíneo y prevenir complicaciones, por lo que se utilizan antiagregantes plaquetarios, anticoagulanteso fibrinolíticos; también se pueden llevar a cabo otro tipo de tratamientos quirúrgicos como el bypass.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al año mueren 53,188 mexicanos por enfermedades isquémicas y 23,370 por enfermedad cerebro vascular (coágulos que llegan al corazón o al cerebro y ocasionan infartos). Sin embargo, se calcula la existencia de 442 mil casos, infartos por ejemplo, de los que los pacientes logran recuperarse o incluso no se dan cuenta de que se presentaron.
Otro de los problemas es que tampoco existen cifras suficientes para establecer la gravedad de los casos. En México, 75 por ciento de los pacientes requieren medicamentos anticoagulantes por un periodo de tres a seis meses.
“En México el diagnóstico es costoso, además de los estudios de gabinete y diagnóstico (…) algunos hospitales no tienen tratamientos anti-coagulantes, ni siquiera los han gestionado o no llegan a los hospitales”,dijo Martínez Muriño.
“Son 500 hematólogos los que existen en todo el país, pero no hay más de diez médicos que se especialicen en trombosis”, finalizó el doctor Benjamín Valente-Acosta.
75% de los pacientes en México toman medicamentos anticoagulantes de 3 a 6 meses
442 mil casos hay en México sin detectarse
80 mil muertes causa al año la trombosis en México