El presidente catalán Artur Mas reculó su tránsito sobre la ruta, que de seguir en ella, terminaría por colisionar con el gobierno de Mariano Rajoy. Ayer suspendió la consulta soberanista (aunque no vinculante con la Constitución) que el propio Mas incluyó en un decreto publicado en el diario oficial de Cataluña hace un par de semanas con el que abría camino a los catalanes para votar el próximo 9 de noviembre sobre la personalidad jurídica de Cataluña en relación a España.
Fuera de la ley la política reafirma su carácter histriónico. El caso catalán no era similar al escocés. El gramaje legal de la consulta, de haberse efectuado, tendría el mismo peso que el de una encuesta. Es decir, ninguna de las dos son vinculantes con la Constitución y como tal, los datos son expresiones-reflejo de la sociedad. Pero más allá de discutir la prohibición de consultas que a priori representa un acto contradictorio con las bases democráticas, lo importante ahora será la reacción que hoy mismo anuncie el presidente catalán en posible connivencia o no de sus socios soberanistas y principales promotores de la consulta: Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).
Mas avienta la toalla pero coloca al presidente Mariano Rajoy en una posición incómoda porque técnicamente Cataluña se encuentra en un estado crítico. Crítico en varios sentidos. La eclosión social nacida el 11 de septiembre de hace dos años no cruzará los brazos. El error de origen lo cometió el Partido Popular (PP) al recurrir el Estatuto catalán hace siete años. El propio Rajoy, en ese entonces presidente del PP salió a las calles a quejarse de un documento que fue votado por los catalanes en las calles, en el Parlamento y en las Cortes Españolas (Madrid). Más legitimidad, imposible. Ese día Rajoy firmó su carta de nulo entendimiento con la sociedad catalana.
¿Qué va a ofrecer Rajoy a Cataluña para desactivar el movimiento que hoy se reactivará en contra de él y su gobierno?
Otro de los ángulos críticos de hoy es la posición que tomará Esquerra Republicana de Catalunya. Ayer mismo le ofreció un cheque a Artur Mas: la declaración de la independencia y la disolución del Parlamento. El timing es toral. Hoy, ERC sería el partido con el mayor número de votos en Cataluña (de acuerdo a recientes encuestas) aunque no tendría la mayoría absoluta. Ojo. No la tendría bajo el estatus anterior a la decisión que tomó ayer Artur Mas. Sin embargo, el escenario cambiará. Es muy posible que en cuestión de horas ocurra un trasvase de votos: del partido-coalición gobernante (Convergència i Unió, CiU) hacia ERC.
Es probable que ERC rompa la alianza de facto con CiU al no gustarle la determinación que tomó ayer Artur Mas. De ser así CiU se vería en la necesidad de pedir los votos del Partido Socialista Catalán (PSC) para concluir la legislatura. Si las premisas básicas no se dan, entonces estaríamos hablando de una caída del gobierno de Artur Mas lo que abriría una nueva convocatoria de elecciones. ¿Qué hará Rajoy si ERC hace una campaña plebiscitaria?: sí o no a la independencia. Si ERC obtiene la mayoría en el Congreso, al día siguiente, declararía la independencia.
Este es un escenario posible y medianamente probable. Todo, claro, por el teatro que hizo el PP hace siete años como partido opositor.