Un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública y el Centro de Población de la Universidad de Carolina del Norte muestra una reducción de 10% en el consumo de refrescos y bebidas azucaradas en el primer trimestre de 2014, en comparación con el mismo periodo del año pasado y un incremento de 13% en la compra de agua simple.
Por concepto del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a refrescos y bebidas azucaradas (un peso por litro), que entró en vigor este año, se prevé la recaudación de más de 12 mil millones de pesos, recursos que organizaciones civiles como la Alianza por la Salud Alimentaria (ASA) demandan que sean destinados a la construcción de bebederos y para llevar agua potable a escuelas, zonas rurales y espacios públicos.
Datos de la Encuesta Nacional de Obesidad realizada por la ASA indican que 52% de los mexicanos bebe menos refresco y bebidas azucaradas, ya que 98% considera que su consumo aumenta el riesgo de padecer diabetes.
El 17% de los encuestados mencionó que toma más de tres litros de refresco a la semana, que equivale a una reducción de 8% comparado con los resultados del año pasado. En tanto, 49% señala que casi nunca toma jugos industrializados, 13% más que el año pasado.
Alejandro Calvillo, director de la organización El Poder del Consumidor, resaltó que “los principales objetivos de este impuesto es disminuir el consumo de refrescos y destinar los recursos recaudados por el IEPS para bebederos en escuelas públicas y tomar las medidas preventivas para evitar las enfermedades causadas por la obesidad”.
Mencionó que la atención de la obesidad implica un costo de 80 mil millones de pesos en el país -según datos del Sector Salud en 2012-, mientras que para bebederos se requerirían sólo 10 mil millones de pesos para instalarlos en todo el país en tres años.