RIO DE JANEIRO. La televisión brasileña no es sólo capaz de seducir a sus televidentes con telenovelas, sino también con sus representantes políticos, los cuales entre acusaciones mutuas de mentiras, corrupción y mala gestión protagonizaron durante dos horas el primer debate televisivo de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del próximo 26 de octubre que definirá quien será el nuevo presidente.
El líder opositor Aécio Neves, que se disputará la presidencia con la actual jefe de Estado, Dilma Rousseff, tomó la iniciativa del ataque para fustigar al gobierno por la crisis económica y la corrupción.
El senador socialdemócrata recordó en varias intervenciones en el debate organizado por el canal de televisión Bandeirantes que la inflación está por encima de la meta tolerada por el Banco Central, la economía en fuerte desaceleración y el gobierno contra las cuerdas por un escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, mayor empresa del país.
“Ustedes fracasaron en la conducción de la política económica. La herencia del próximo presidente que asuma será pésima”, criticó el candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), segundo candidato más votado en la primera vuelta de las presidenciales, con 33.55% de los sufragios, frente al 41.59% obtenido por la candidata a la reelección.
De acuerdo con el líder opositor, el presidente que los brasileños elegirán el 26 de octubre tendrá que hacer frente a un país en que la inflación está fuera de control, la economía en recesión y los empresarios e inversores sin confianza para invertir.
Neves recordó que la inflación acumulada en los últimos doce meses hasta septiembre se ubicó en el 6.75%, por lo que superó el techo máximo tolerado por el gobierno (7.50%), y que la economía, tras acumular dos trimestres consecutivos de retracción, se encuentra técnicamente en recesión.
Rousseff, del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), dijo que, en sus tres primeros años de gestión, consiguió mantener la inflación dentro de la meta establecida y atribuyó el repunte de los precios en los últimos meses a un problema “pasajero”.
Sobre las dificultades económicas, la jefe de Estado dijo que, pese a la crisis internacional de 2008, el gobierno consiguió mantener el empleo y la renta de los trabajadores, y recordó que Brasil fue uno de los pocos países del mundo que consiguió reducir el desempleo en medio de las turbulencias mundiales.
Añadió que, por el contrario, cuando el presidente Fernando Henrique Cardoso, correligionario y padrino político de Neves, tuvo que enfrentar una crisis económica internacional, el desempleo alcanzó niveles récords.
“Nosotros mantuvimos el empleo y los salario, y continuamos invirtiendo, durante la crisis. A ustedes, en cambio, les gusta cortar. Cortaron los empleos y los salarios. En 2002 Brasil tenía un récord de 11.4 millones de desempleados”, dijo la mandataria.
“Retire los ojos del retrovisor. Vamos a hablar del futuro. Vamos a hablar de un Brasil que puede crecer. No es razonable que seamos el último país en crecimiento en América Latina al lado de Venezuela. El crecimiento de este año es nada. Su gobierno perdió confianza y capacidad de atraer inversiones”, respondió Neves.
El líder socialdemócrata también aprovechó el debate para ventilar el escándalo de corrupción en Petrobras que salpica al PT y otros partidos aliados de la mandataria, así como a una treintena de políticos, en su gran mayoría de la base oficialista.
La mandataria dijo que su determinación es castigar a todos los culpados, bien sean corruptos o corruptores, pero que es necesario acabar con la impunidad en el país para que los acusados del nuevo escándalo no queden libres como, dijo, ocurrió con los responsables por varios casos de corrupción en el gobierno de Cardoso y en gobiernos regionales del PSDB.
Rousseff contraatacó y citó el caso de un aeropuerto construido con recursos públicos en una propiedad de un familiar de Neves cuando éste era gobernador del estado de Minas Gerais, así como los casos de familiares del líder opositor que ejercen cargos públicos, lo que calificó como grave ejemplo de nepotismo.
Neves dijo que todas las acusaciones eran falsas y que la Procuraduría ya lo había absuelto, pero Rousseff le recordó que la decisión del Ministerio Público no lo exculpaba por completo.
“Su propaganda es mentira sobre mentira. Eleve el nivel de este debate. Yo no respondo a ningún proceso a diferencia de su gobierno que se convirtió en un mar de lama”, dijo.