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Es difícil separar una película de su banda sonora cuando la música es un elemento sustancial para complementar la atmósfera del producto visual. Sin embargo, hay ocasiones en que un álbum puede funcionar dentro y fuera de su propósito, tal es el caso de Gone Girl (2014), disco ambiental realizado por Trent Reznor y Atticus Ross para la película homónima dirigida por David Fincher y basada en la novela de Gillian Flynn.

 

En el filme, protagonizado por Ben Affleck, Rosamund Pike y Neil Patrick Harris, el álbum contribuye a intensificar la atmósfera que ocurre en torno a la misteriosa desaparición de Amy (Pike), la esposa de Nick Dunne (Affleck), y la búsqueda que éste emprende. Lagunas mentales, un diario donde la desaparecida hace dudar de la personalidad de su esposo, personajes de personalidad inestable, policías en búsqueda de una “verdad” y una búsqueda desesperada son reflejados en el trabajo de Reznor y Ross.

 

Desde el inicio con “What have we done each other?” se refleja un ambiente sombrío, desolado, con la densidad de sintetizadores minimalistas y entremezclados. “Sugar Storm” por su parte es algo más calmado, un sonido como xilófono lento, distorsiones, reflejan la tranquilidad de un hogar. Pero la influencia de Reznor no se pierde, “Procedual” es un claro ejemplo de la influencia del Low (1977) de David Bowie, Jean Michell Jarre y Brian Eno, por mencionar algunos. Influencias que también tenía en Nine Inch Nails.

 

Pero Gone Girl no suena a Nine Inch Nails, porque aunque es minimalista y ambiental no resulta repetitivo como llego a serlo la banda a partir del año 2000.

 

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