Por Pedro Zamacona y Eduardo H.G.

Leslie Sarles nació en Arequipa, Perú, en 1978. A los 13 años se mudó a la capital, Lima, donde terminó su carrera, y luego viajó a Europa para seguir con sus estudios en fotografía. Un día de 2012, el diario en el que trabajaba la envío a cubrir la historia de un grupo de inmigrantes haitianos que quedaron a la deriva en la zona fronteriza de Perú y Brasil. Luego de hacer la foto para el diario, decidió retratar a los inmigrantes de manera más personal e íntima. En primer plano.

¿En qué momento decides adentrarte en la fotografía?

Siempre me interesó el tema visual. Me gradué en ciencias de la comunicación con especialización en cine. Ambos medios están muy relacionados, y desde muy chica siempre me interesó el tema de la imagen y la dirección de foto en las películas. Durante la carrera seguí cursos que despertaron en mí un mayor interés en la fotografía fija. Al terminar la carrera decidí irme a Londres a seguir con mi preparación en fotografía.

Háblanos sobre La tercera frontera, ¿cómo se concibió este proyecto?

El proyecto nació en 2012 a partir de una comisión del diario para el que trabajaba. Tenía que ir al pueblo de Iñapari, departamento de Madre de Dios, en Perú, a cubrir la historia de 250 inmigrantes haitianos que estuvieron varados allí durante cuatro meses mientras intentaban cruzar la frontera y refugiarse en Brasil. El tema me parecía muy interesante, ya que usualmente estamos acostumbrados a las migraciones que buscan como destino países como Estados Unidos u otros en Europa. Al terminar con el trabajo para el diario, quise seguir con la historia pero con una aproximación más personal e íntima.

¿Las fotos fueron tomadas con cámara digital o análoga?

Con cámara digital.

¿Qué complicaciones técnicas y humanas representa un seguimiento como el que diste a estos inmigrantes?

La complicación mayor para seguir el proyecto fue el logístico, ya que resultaba caro llegar hasta Puerto Maldonado en la selva peruana. Una vez ahí era más fácil ya que gracias a la carretera Interoceánica llegabas a Iñapari en tan solo tres horas. Una vez ahí no tuve mayor dificultad. La mayoría de los inmigrantes hablaban español y eran muy abiertos y amigables. Y técnicamente tenía la infraestructura básica para poder trabajar bien.

LESLIE-SEARLES-3

Me imagino que mucha gente —me incluyo— no tenía la más remota idea de que existía en el continente esta ruta de inmigración: de Haití a Brasil. ¿Cómo se definió, cuándo comenzó y por qué ese país? En México y Centroamérica los migrantes van a Estados Unidos como una posibilidad de mejorar sus condiciones de vida. ¿Qué ofrece Brasil para los haitianos?

Brasil se convirtió en un imán para los inmigrantes debido a su crecimiento económico. Durante 2011 y 2012 se difundió que en dicho país había mucho trabajo, sobre todo en construcción civil. Esa información incrementó el tráfico de haitianos. La migración se desató después del terremoto de 2010 que devastó aún más a Haití, miles huyeron a Brasil en busca de mejorar su condición de vida.

Sin embargo, a inicios del 2012 a muchos de ellos se les denegó la entrada a Brasil y fueron detenidos en la frontera durante meses. En Iñapari, donde realicé el proyecto, más de 250 haitianos estuvieron retenidos después de que el gobierno brasileño endureciera las condiciones para la entrada de inmigrantes al país. Con esa regulación impuesta se buscaba frenar la ola de inmigrantes que se desató después del terremoto de 2010.

Muchos haitianos indocumentados que buscaban refugio en Brasil fueron víctimas de mafias y traficantes que les cobraron fuertes sumas de dinero para pasarlos clandestinamente a través de la selva. Según testimonios de los propios inmigrantes y autoridades brasileñas, redes de coyotes guían sus pasos en un peligroso viaje que comienza en República Dominicana, sigue por Ecuador hasta Perú, para ingresar después en territorio brasileño por las ciudades de Assis. Otra ruta es la Amazonia peruana, donde llegan a Manaos.

Qué buscas (o buscabas) con tus fotografías. ¿Hablamos de denuncia? ¿De poner el tema en la agenda?…

Cuando realicé el trabajo el tema ya estaba en agenda. Sin embargo, me interesaba mostrarlo desde otra perspectiva, una más íntima y menos obvia. Ir más allá de las fotos que comúnmente te piden en los diarios (mostrar a los grupos y masas, para graficar el tema de cifras y porcentajes). A mí me interesó explorar a través del retrato la condición del grupo y graficar la situación de limbo y entrampamiento en el que se encontraban.

¿Mantienes alguna relación con los inmigrantes y con Assis [la región en la que Leslie desarrolló el proyecto)?

Durante el proyecto mantuve una relación cercana con algunos de los inmigrantes; sin embargo, después me resultó difícil continuarla.

¿Cuál es, desde tu perspectiva, la característica principal y los retos que enfrenta hoy la fotografía documental?

En la actualidad existen numerosas plataformas que nos permiten mostrar nuestros trabajos y tener acceso a proyectos que se realizan en lugares muy distantes y ajenos a nuestra realidad cotidiana. Esto nos permite acercarnos y documentar historias muy diversas entre sí, pero que apuntan siempre a un sentido humano que se trata de descubrir. La fotografía documental accede a diferentes realidades y aporta un punto de vista nuevo, que enriquece la información periodística. No solamente existe acceso a diversos espacios de interpretación, sino que las últimas tecnologías también nos permiten nuevas formas de registro, y con eso nuevas posibilidades de relacionarnos con el entorno en el que trabajamos.

Platícanos de tus otros proyectos, ¿qué has hecho o en qué estás trabajando actualmente?

Acabo de terminar un proyecto llamado Radiografías, que se hizo en el Instituto Nacional de Salud del Niño, como parte de un trabajo colectivo con otros fotógrafos para la publicación de un libro. En el 2013 publiqué un libro llamado Piruw junto al fotógrafo Musuk Nolte, y la idea es preparar una exposición grande el año que viene.