Fuego y juego: en el nacimiento de un nuevo fuego han brotado los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2014; en el fuego que es el todo: el fuego que salva y condena, que sana y destruye, que abriga y quema; en el fuego que representa un nuevo ciclo.

 

Ahí estaba un pebetero con la efigie de la deidad mesoamericana Huehuetéotl o Xiuhtecuhtli, esperando soportar sobre sus encorvadas espaldas la flama que iluminará el regreso de los Juegos Centroamericanos y del Caribe a nuestro país tras veinticuatro años de ausencia. Huehuetéotl, el dios viejo; Xiuhtecuhtli, el dios del fuego y centro de todo.

 

“Para Veracruz es un orgullo acudir a Teotihuacán para este fuego nuevo, que es la recta final rumbo a los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Mucho se ha trabajado para llegar aquí; en este lugar se ha encendido todos los fuegos de nuestras competiciones, en el lugar donde los hombres se convertían en dioses. Ahora el fuego parte a otras tierras de milenarias culturas, como la olmeca, la huasteca y la totonaca, lugar donde se asienta la ciudad sagrada del Tajín, la ciudad del trueno, con el rito del fuego nuevo que significa el comienzo de una nueva Inicio_Juegos_Centroamericanos_y_del_Caribe-2era, parte a su casa, a la justa de Veracruz”, explicaba el gobernador del estado veracruzano, Javier Duarte.

 

El marco era nada menos que las pirámides de Teotihuacán, con olores a incienso y sonidos prehispánicos. Entre los rituales preparados para la ocasión, no tardó en emerger la figura de Enriqueta Basilio, quien encendiera el pebetero de los Olímpicos de México 68 en el estadio de Ciudad universitaria. A 46 años del instante que marcó la vida de esta atleta, su entereza y personalidad eran las mismas, esta vez pasando el recién surgido fuego de Teotihuacán al pebetero del Comité Olímpico Mexicano; pebetero cuya réplica se encuentra en el estadio Heriberto Jara de Xalapa, que espera las pruebas de pista y campo de Veracruz 2014 (esa coincidencia tiene su origen en que en 1969, tal instalación xalapeña acogió los Juegos Centroamericanos de atletismo, creando para la ocasión un pebetero idéntico al de los Olímpicos del año anterior).

 

Otra circunstancia curiosa es que el fuego surgido el miércoles en Teotihuacán, terminará iluminando por 16 días al estadio Luis Pirata Fuente, recinto que fue inaugurado precisamente con fuego de Olimpia. Sucedió que a pocos meses del inicio de México 68, justo cuando entraba la llama olímpica al puerto, este escenario había concluido su construcción. Por ello, su apertura formal no fue con algún partido o evento deportivo, sino con el encendido de un pebetero en sus gradas y con el simbolismo de albergar el fuego de Olimpia que más tarde engalanaría al capitalino C.U.

 

A cuatro semanas del inicio de Veracruz 2014, el recorrido de cientos de kilómetros de esa llama, lleva a su paso la ilusión de unir a un hemisferio a través de su juventud y las gestas deportivas que ésta sea capaz de hacer.

 

El fuego de la vigésimo segunda edición de los Centroamericanos y del Caribe ya va en camino: de Teotihuacán al Pirata Fuente, ese fuego nuevo que representa el inicio de estos nuevos Juegos.

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