Todo comenzó el lunes 6 de octubre, fecha en la que Teresa Romero fue ingresada en en el hospital madrileño de Alcorcón con posibles síntomas de contagio del virus del ébola, entre ellos, fiebre y sensación de debilidad.
Tras la confirmación del diagnóstico, fue ingresada en el Hospital Carlos III de Madrid, donde la auxiliar trabaja y se contagió como integrante del equipo que atendió al misionero Manuel García Viejo, que había sido trasladado a Madrid desde Sierra Leona para intentar curarle la enfermedad, y que falleció el 25 de septiembre.
Un caso sin precedentes
Romero se convirtió así en el primer caso de contagio de ébola fuera del continente africano. Tras su ingreso, la paciente fue tratada con plasma de la religiosa Paciencia Melgar, que logró superar la enfermedad tras contraerla en Liberia; los médicos a su cargo afirmaron que la evolución de Teresa era favorable.
A la vez que se combatía el virus de Romero, se puso bajo vigilancia a medio centenar de personas que habían estado en contacto con ella. Su marido, Javier Limón; una auxiliar de enfermería, una enfermera y un ingeniero español procedente de Nigeria fueron ingresados y vigilados ante la sospecha de contagio. Ninguno ha dado posititvo.
Día pasado, día ganado
Mientras la paciente seguía luchando por su vida, las instituciones tomaban medidas y hacían un llamamiento a la calma de la población. Sanidad activó una investigación para averiguar la causa del contagio y adoptó medidas para evitar nuevos casos.
Cuatro días después del ingreso de Teresa en el Carlos III, el 10 de octubre, se puso en marcha un Comité Especial para el seguimiento del ébola en España con intención de garantizar la coordinación entre los responsables del Gobierno, la Comunidad de Madrid y las instituciones europeas.
Los protocolos de actuación ante el ébola fueron reforzados para aumentar la protección de los profesionales en contacto directo con pacientes infectados.
El ébola provocó un empeoramiento en la salud de Teresa el 9 de octubre; y su estado de salud pasó a ser crítico. Ese día y los dos siguientes fueron los de mayor riesgo, temor y pesimismo.
Al día siguiente, 13 de octubre, los pronósticos de Simón se confirmaron. Luis Enjuanes, otro de los miembros del comité especial, dijo a Efe que la auxiliar de enfermería estaba generando anticuerpos y su carga viral había disminuido de forma significativa; donde antes el virus se situaba en 9 sobre 10, ahora había bajado a 3 sobre 10. La mejoría de Teresa empezaba a ser una realidad.
Poco después, el martes 14 de octubre, desde la prudencia, el director del Instituto de Salud Carlos III, Antonio Andreu, también miembro del comité especial, aseguró: “día pasado, día ganado”. El ébola remitía en el cuerpo de Teresa y los órganos que se habían visto afectados también mejoraban.
Vencer al ébola
El jueves 16, mientras Teresa avanzaba en la lucha contra el virus, saltaron las alarmas ante cuatro casos sospechosos, tres en Madrid y uno en Canarias. Al día siguiente se confirmó la ausencia de ébola en los cuatro; Teresa seguía siendo la única infectada en España.
Fue el pasado domingo, 19 de octubre, cuando la recuperación de Teresa dio un paso decisivo; una nueva prueba sobre el virus dio negativo, carga viral cero, y su curación definitiva quedó a la espera de un segundo test 48 horas después.
Teresa gana la batalla al ébola
El martes 21 de octubre, a las 17 horas, cuatro de los médicos que han atendido a Teresa comparecieron ante los medios de comunicación, en el Carlos III, para dar la noticia más esperada: la confirmación definitiva de que la paciente había derrotado al ébola.
El doctor José Ramón Arribas, junto a sus compañeros Marta Mora, Marta Arsuaga y Fernando de la Calle, todos ellos de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del hospital, comunicó que la última prueba realizada a Teresa cumplía los criterios de curación del ébola establecidos por la Organización Mundial de la Salud.
Durante su lucha contra el virus, Teresa fue tratada con un fármaco antiviral experimental , Favipiravir, y con suero hiperinmune de Paciencia Melgar.
Curada
Un día después del anuncio de su curación, el doctor Arribas dijo que la auxiliar seguiría aislada hasta que no haya rastro del virus en su organismo.
Hoy, el doctor De la Calle ha señalado que la dosis que Teresa recibió de Favipiravir nunca se había usado en otros pacientes con ébola.
Así transcurrieron dos semanas cruciales en la medicina española para salvar la vida de Teresa Romero, que prosigue su recuperación en el hospital Carlos III, ahora ya sin ébola. DE