NUEVA YORK. Los rehenes estadunidenses y británicos ejecutados por los yihadistas del Estado Islámico (EI) fueron torturados repetidamente durante su cautiverio y asesinados al constatar que, a diferencia de en otros casos, sus gobiernos no estaban dispuestos a pagar rescates, publicó The New York Times.
La información del diario está basada en testimonios de otros secuestrados en Siria que fueron liberados, testigos locales, familiares y un ex miembro del EI.
Según el periódico, los rehenes eran golpeados, alimentados de forma muy limitada y hacinados en reducidos espacios, a veces en total oscuridad.
Los peores tratos los recibían los secuestrados estadounidenses y británicos, tanto por la política de sus países en Oriente Medio como por el hecho de que sus gobiernos se niegan a negociar rescates.
Los cuatro ejecutados -los periodistas estadunidenses James Foley y Steven Sotloff y los cooperantes británicos David Haines y Alan Henning- fueron parte de un grupo de 23 prisioneros de 12 países distintos retenidos en Siria.
La mayor parte de ellos fueron liberados después de que sus captores recibiesen el pago de rescates, según The New York Times.
“Los secuestrados sabían qué países serían los más dispuestos a sus demandas y crearon un orden basado en la facilidad con la que pensaban que podían negociar”, dijo al periódico uno de los rehenes liberados.
Según esa fuente, los tres rehenes españoles que formaban parte del grupo fueron los primeros en ser separados para tratar de negociar y el primero de ellos fue liberado en marzo, seis meses después de su captura.
The New York Times no identifica a los secuestrados españoles, pero en marzo fue puesto en libertad el periodista Marc Marginedas tras casi seis meses de secuestro y poco después corrieron la misma suerte sus colegas Javier Espinosa y Ricardo García Vilanova.
Para abril, casi la mitad del grupo de 23 secuestrados había sido liberada, según el diario, que asegura que en esa época fue asesinado un rehén ruso, cuyas imágenes se mostraron al resto de cautivos.
Mientras tanto, un soldado libanés fue secuestrado en su domicilio en la ciudad de Trípoli, en el norte del Líbano, donde otro militar fue raptado hace menos de 24 horas en medio de los combates que oponen a yihadistas y fuerzas armadas.
En un comunicado, el Ejército anunció que Fayez al Amuri, que estaba de permiso, fue secuestrado en su casa del barrio de Bab el Tebaheh, de mayoría suní.
El otro soldado, Tanus Nehme, fue raptado asimismo en Bab el Tabaneh cuando se encontraba en un taxi para trasladarse a su casa en la localidad de Becharre, en el norte del país.
Desde agosto pasado, unos 27 soldados y policías están capturados por yihadistas del grupo Estado Islámico y del Frente al Nusra, que han ejecutado a tres uniformados.
En Mosul (norte de Irak), el EI grupo secuestró a cinco reporteros. De acuerdo con el jefe del Comité Iraquí de Defensa de los Derechos de los Periodistas, Ibrahim Serayi, los detenidos, que se encuentran en lugar desconocido, trabajan para la cadena de televisión local por satélite Semá, que comenzó a emitir hace cuatro años y está vinculada a la gobernación local.
Estas detenciones se producen después de que el pasado viernes el EI arrestará a otros tres reporteros en Mosul, de donde ha huido gran número de informadores para evitar represalias desde que la ciudad cayó en manos del grupo yihadista, en junio pasado.
En el punto de mira están, sobre todo, los que critican el terrorismo o apoyan al gobierno, lo que les obliga a trabajar en la clandestinidad.
También en esa misma ciudad, los yihadistas ejecutaron a unos veinte oficiales de Policía que mantenía como rehenes. Los oficiales, que fueron asesinados formaban parte de un grupo de más de setenta detenidos por la organización extremista en Mosul y en el área de Al Qayara, en Nínive.
Desde que el EI ocupó Mosul, el 10 de junio pasado, ha ejecutado a centenares de personas por oponerse a su ideología extremista, entre ellas activistas de derechos humanos, médicos, militares y policías.