KIEV. Los ucranianos votaron por un Parlamento prooccidental, ocho meses después de cambiar el poder con una revuelta popular, y, según las primeras estimaciones, relegaron a una mínima presencia a los representantes del antiguo régimen prorruso, por primera vez desde la independencia de la URSS en 1991.

 

Según los sondeos a pie de urna difundidos al cierre de los colegios, los partidos europeístas se habrían hecho con más del 70% de los escaños en unas elecciones legislativas que contaron con una participación de algo más del 50%.

 

Se refuerza así el actual poder de Kiev, partidario de la integración en la UE y la OTAN e inmerso en un conflicto armado desde hace seis meses contra el separatismo prorruso que ha causado ya cerca de cuatro mil muertos y 800 mil desplazados.

 

Las proyecciones, sin embargo, se refieren a la mitad de los 450 escaños del Parlamento elegidos por listas de partidos, y no a la otra mitad, que se disputa en circunscripciones y cuyos resultados tardarán más en conocerse.

 

El “tándem” del presidente, Petró Poroshenko, y el primer ministro, Arseni Yatseniuk, habría conseguido en común cerca del 45% de los escaños, con 23% para el bloque del primero y 21.3% para el Frente Popular del segundo.

 

Esta mayoría se vería reforzada por la amplia representación obtenida por la formación Autoayuda de Andréi Sadovi, alcalde de Lvov, la principal ciudad del oeste de Ucrania y la más europea del país, con 13.2% de apoyo.

 

Según declaró un miembro del bloque de Poroshenko, Yuri Lutsenko, una coalición de gobierno podría formarse entre estos tres partidos y Batkivschina (Patria), el movimiento de la ex primera ministra Yulia Timoshenko, que habría logrado representación con 5.6%.

 

En la nueva Rada Suprema (Legislativo) también estará presente, con 6.4 %, el Partido Radical del populista Oleg Liashkó, partidario de más mano dura con los prorrusos sublevados en el Donbass, la cuenca minera de Donetsk y Lugansk.

 

Y aunque no lo anunciaban las encuestas, obtendrían 6.3% los ultranacionalistas de Svoboda (Libertad), un movimiento que durante las manifestaciones del Maidán se destacó por su ocupación de edificios oficiales y que es marcadamente antirruso.

 

El Bloque Opositor, creado por antiguos miembros del desmantelado Partido de las Regiones de Víktor Yanukóvich, el presidente derrocado en febrero y huído a Rusia, habría quedado relegado a 7.6% de los asientos.

 

De acuerdo a estos resultados no oficiales, los comunistas, tradicionales aliados de Yanukóvich, no obtuvieron 5% necesario para acceder a la Rada.

 

En las elecciones estaban convocados más de 36 millones de ucranianos, aunque, debido al boicot de los separatistas, más de la mitad de los 5 millones de electores de las regiones orientales de Donetsk y Lugansk no pudieron ejercer su derecho al voto.

 

El presidente Poroshenko, en un gesto muy simbólico, se presentó en plena jornada electoral en la región de Donetsk donde, vestido de camuflaje, animó a los soldados en el antiguo bastión rebelde de Kramatorsk, recuperado por el Ejército el pasado verano.

 

Tras conocer su victoria, Poroshenko aseguró que en las elecciones ganaron los partidos que apoyan el plan de paz para el este prorruso y perdieron los que abogan por la guerra como medio de arreglo del conflicto.

 

“No puede no alegrar el hecho de que la mayoría de los votantes apoyaron a las fuerzas políticas que respaldan el plan de paz presidencial”, dijo.

 

Poroshenko y Yatseniuk -que podría repetir como jefe de gobierno dados sus buenos resultados electorales- aspiran a formar una coalición europeísta para introducir reformas estructurales y solicitar el ingreso en la Unión Europea en 2020, todo ello en medio de la tensión con Rusia por el precio del gas y su supuesto apoyo militar a los separatistas.