MONTEVIDEO. Un caluroso sol de primavera, mate sobre las mesas electorales y tolerante discordancia marcaron el arranque de una “tranquila” y “tradicional” jornada electoral en Uruguay, donde los ciudadanos fueron llamados a escoger a los nuevos miembros del Parlamento y al presidente del país.
Con el recipiente de infusión de yerba mate, la bebida más popular en este país sudamericano, en una mano y sus credenciales cívicas en la otra, un alto número de montevideanos se acercó a sus respectivos colegios electorales para votar, en un hermoso domingo ideal para la fiesta de la democracia.
El presidente José Mujica acudió a las urnas en un “vochito” Volkswagen para, posteriormente, trasladarse a la casa de la viuda de Wilson Ferreira Aldunate, el histórico caudillo del Partido Nacional o “Blanco”, principal de la oposición.
Susana Sienra, que ayer cumplió 94 años, recibió la visita del presidente y de su esposa, la senadora Lucía Topolansky, que le llevaron como obsequio una planta.
Un total de 2.6 millones de uruguayos mayores de 18 años fueron habilitados para votar en elecciones con sufragio obligatorio al presidente de la República y a 99 diputados, 30 senadores y los miembros de las juntas departamentales
Los sondeos a pie de urna sobre las elecciones celebradas en Uruguay mostraron que el candidato presidencial del Frente Amplio (FA), Tabaré Vázquez, fue el más votado con un máximo de un 46%, por lo que tendrá que disputar la presidencia en una segunda vuelta con Luis Alberto Lacalle, del Partido Nacional.
Los sondeos también indican que ningún partido obtendrá la mayoría en el Senado ni en la Cámara de Representantes, lo que obligará al próximo gobierno a forjar algún tipo de alianza para legislar.
Los primeros resultados oficiales, es decir, de la Corte Electoral uruguaya daban una ligera ventaja a Luis Alberto Lacalle, sin embargo, el porcentaje escrutado sólo reflejaba poco menos del dos por ciento, mientras que las encuestas a pie de urna de las tres principales empresas de sondeos, Factum, Cifra y Equipos Mori reflejaban unanimidad al confirmar la necesidad de una segunda vuelta.