Pasan los torneos cortos y la situación no cambia. A tres fechas del final de la campaña del Apertura 2014, hasta 15 equipos, entre 18, presumen alguna posibilidad de pelear por un lugar en la Liguilla. No hace falta entrar colocado como uno de los mejores, basta colarse en la posición ocho, como lo hizo el León hace seis meses, cuando de entrada eliminó al superlíder para luego ganar en semifinales y meterse hasta la final para proclamar su bicampeonato.

 

Beneficiados, prácticamente todos los que gozan de irregularidad, pero sobre todo, equipos como Cruz Azul, León, Tijuana y Pumas, conjuntos que han cursado una campaña que raya en lo mediocre, pero a los que les bastaría un cierre meteórico para ser serios contendientes al título del Apertura 2014.

 

Los cementeros ponen la muestra. Un equipo que una semana es capaz de entusiasmar a sus aficionados con una goleada sobre el líder América, para una semana después tropezar de visita, aunque luego vuelven a ganar en casa al colero del torneo. Una de cal y una de arena parece alcanza en esta Liga para ser contendiente. Cruz Azul lo sabe, equipo que de la fecha nueve a la 14 ha pasado del lugar décimo cuarto de la tabla general al octavo en un sube y baja constante.

 

Y ni hablar de los Pumas, incapaces de ganar en casa, pero que con algunos resultados positivos en calidad de visitante han podido mantenerse a tiro de piedra de los ocho punteros y de la fecha nueve a la 14 han viajado del lugar 11, al 10, al nueve, hasta ocupar su actual posición número 13, aunque a sólo dos puntos, precisamente de Cruz Azul, lugar ocho en la tabla general.

 

Es la historia del futbol mexicano, en la que el superlíder es común que sea echado a las primeras de cambio. Apenas le pasó a los cementeros en el Clausura 2014, el último en alcanzar Liguilla: el León, le eliminó en cuartos de final. Un cierre que le valió a los esmeraldas llegar hasta la final para obtener el bicampeonato, en una hazaña que bien podría repetir en este Apertura 2014, si alcanza a meterse, de nuevo con las uñas, para luchar por el tricampeonato, algo que ningún equipo del máximo circuito ha logrado desde que se instauraron los torneos cortos.

 

Medianía para algunos, competitividad para otros que ven con buenos ojos que entre el lugar cuatro y 14 de la tabla sólo existan 10 puntos de distancia, cuando sobran nueve por disputarse. Una posibilidad que permite a un equipo de la parte baja del torneo meterse a la disputa por el título, con sólo un par de triunfos; mientras que uno que se mantuvo entre los ocho mejores, durante gran parte del certamen, quede fuera en la recta final de la competencia. Bondades del “competitivo” futbol mexicano.