El descenso por la estructura metálica se asemeja a la entrada a una mina, pero lo que encierra el túnel que recorre las entrañas del templo de la Serpiente Emplumada, el lugar de donde se cree que emanaba el poder de Teotihuacán, es un viaje al inframundo de una ciudad enigmática que floreció entre el siglo II y el V de nuestra era, 50 kilómetros al noreste de la Ciudad de México.
Aunque son apenas 150 metros, los arqueólogos han encontrado en este túnel cerca de 70 mil objetos, desde bastones de mando hasta ofrendas y semillas, pasando por esqueletos de animales que podrían ser jaguares y extrañas esferas metálicas de distintos tamaños.
Después de 11 años de trabajo, los integrantes del proyecto Tlalocan (“Camino bajo la tierra”,
“Es increíble”, dice el arqueólogo jefe de la excavación, el mexicano Sergio Gómez. “Quisieron recrear el mundo exterior, por eso escavaron hasta el manto freático, para que también hubiera ríos”, explica.
Gracias a un georradar y tecnología láser se tuvo una idea de la estructura del túnel. Luego introdujeron un robot para que explorara entre las grietas. Más tarde otro más sofisticado para llegar más allá. Sólo en Egipto se había hecho algo parecido, aunque en menor escala. Desde entonces, hace 1, 800 años, nadie había vuelto a entrar ahí. Hasta ahora.
“Tenía que ser muy importante lo que había al final para introducir todo eso. Nunca habíamos vista nada parecido”, apunta el arqueólogo.
En la ciudad prehispánica se han encontrado restos humanos en distintos lugares, enterramientos de clase media y esqueletos de gente que fue sacrificada. Pero sobre los gobernantes, ni rastro.
Multicultural, extremadamente desigual —había palacios, zonas residenciales y barrios de trabajadores— y superpoblada, tenía poco desarrollo tecnológico pero se cultivaban las ciencias.
“Tenía vínculos con Tikal (Guatemala) y Copan (Honduras), lo que nos hace pensar en el inmenso poder teotihuacano, pero tenemos muchas dudas sobre el sistema de gobierno, la lengua que hablaban o su sistema de escritura todavía no descifrado”, señala Gómez. Tampoco se sabe por qué su poder decayó hasta desaparecer.
Tres impresionantes pirámides, la del Sol (una de las más grandes de Mesoamérica), la de la
Este último templo es el que se vincula a los gobernantes y a las ceremonias de su legitimación. “Los drenajes de la plaza de la Ciudadela están rellenos con ofrendas y en uno de los laterales encontramos 50 cuerpos decapitados y mutilados, lo que hace pensar en un ritual para recrear el nacimiento del mundo”, indica Gómez.
Por eso se cree que en sus entrañas estarán enterrados los más poderosos de este mundo prehispánico del que queda casi todo por saber.
(Con información de AP)