La renovación de la dirección de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos será parte de la crisis-cohesión del Estado. La decisión se dará en función del papel de los derechos humanos para:
-La protección social.
-El uso político.
En medio del proceso en el Senado se vieron detalles significativos: la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado es la perredista Angélica de la Peña, esposa de Jesús Ortega Martínez, el líder de la tribu “Aguilar Talamantes”-Los Chuchos, justamente responsable de la designación de Ángel Aguirre como gobernador de Guerrero y de José Luis Abarca como alcalde y de su esposa como precandidata municipal. El expediente de Guerrero en la CNDH tendrá que involucrar al PRD.
Y la sucesión ha aportado otros datos:
-En el gobierno federal, dice un trascendido de Milenio, hubo enojo por el artículo del ministro José Ramón Cossío en El Universal por su crítica a la complicidad de la corrupción. Y uno de los principales de la lista sucesoria en la CNDH es Carlos Pérez Vázquez, asesor del presidente de la Suprema Corte y jefe de la oficina de DH de ese organismo. Así, Pérez Vázquez sería un ariete de la Corte contra el ejecutivo federal en derechos humanos, un poder sometiendo a otro poder.
-Y mientras el rector de la UNAM, el priísta José Narro Robles, quiere imponer en la CNDH al abogado general de la Universidad, los derechos humanos en la máxima casa de estudios andan por los suelos, al garete y violados ante la pasividad de la Rectoría: el acoso sexual contra estudiantes mujeres ocultado por el rector, la presión contra un sobrino de Jorge Carpizo McGregor porque le plagiaron un estudio y ahora el gangsterismo dentro de Ciudad Universitaria contra un profesor al que le dispararon en pleno circuito universitario. Y qué decir del crimen organizado que ya opera dentro de CU mientras el rector Narro Robles quiere controlar más áreas pero descuidando la suya. Narro quiere la CNDH para negociar un cargo en el gabinete.
-De la mano del PRD en el Senado, organizaciones no gubernamentales de membrete de derechos humanos quieren ser convertidas en interlocutores de las instituciones, pero no para defender los derechos humanos sino para desarrollar actividades antisistémicas. Los derechos humanos son una cobertura de actividades políticas de las ONG contra el Estado, no para defender al ciudadano sino para paralizar al Estado. No hay que olvidar que el mediático padre Alejandro Solalinde, que se quiere meter a la CNDH, se refirió a los Zetas como hermanosZetas.
-Lo peor radica en el hecho de que el PRD ha puesto como ejemplo de funcionario de derechos humanos a Jorge Carpizo McGregor, un colaborador de Carlos Salinas de Gortari y quien politizó la CNDH para usarla como trampolín en su carrera política en el gobierno priista. La senadora perredista de la Peña dijo que el presidente de la CNDH debería seguir el perfil de Carpizo: “una persona sencilla, modesta, que no busque las cámaras ni las candilejas”, cuando Carpizo fue exactamente lo contrario.
Las organizaciones civiles de derechos humanos han derivado en grupos de presión y en grupos de interés que buscan acotar las funciones de poder y de autoridad del Estado. El Estado ya no debe usar la represión para contener la protesta social pero la protesta social no debe romper la estabilidad política con la violencia callejera.
La designación del presidente de la CNDH mostrará la debilidad o fuerza del Estado. Porque pueden ganar los que buscan atarle las manos al Estado y luego afirmar que México es un Estado fallido. Por lo pronto, el PRD que reprimió estudiantes en Iguala, tiene el manejo de la CNDH en el Senado.