MADRID. Los últimos análisis realizados a la española Teresa Romero confirman que en sus fluidos corporales no quedan signos del virus del ébola, por lo que se ha decidido poner fin al aislamiento de la paciente y trasladarla a planta, informaron a Efe fuentes sanitarias.

 

El pasado 21 de octubre Romero, de 44 años, superó oficialmente la enfermedad después de dar negativo en varias pruebas, pero los médicos optaron por dejarla en aislamiento puesto que, aunque en el organismo no hubiera carga vírica, en los fluidos corporales pueden permanecer rastros más tiempo.

 

La mujer, auxiliar de enfermería, formó parte del equipo que a finales de septiembre atendió a uno de los dos religiosos españoles que han fallecido de ébola tras ser repatriados al país desde África.

 

Ingresada en régimen de aislamiento el 6 de octubre, ya con los síntomas del virus, Romero respondió bien al tratamiento con diversos sueros y plasmas que se le aplicó.

 

Teresa Romero continuará ingresada a partir de ahora en una habitación convencional del hospital Carlos III, donde seguirá en observación rutinaria, según ha acordado el equipo médico que la atiende en el centro sanitario.

 

Romero, que fue la primera contagiada fuera de África por ébola, podrá recibir la visita de algunos familiares y será tratada como una paciente más – no infecciosa – hasta que sea dada de alta en los próximos días, según las fuentes sanitarias.

 

La quincena de personas que había tenido trato con Teresa Romero desde que empezó a incubar la enfermedad tuvo que ser puesta en cuarentena en el mismo hospital madrileño en el que ella sigue ingresada.

 

Entre esas personas estaba su marido así como personal médico que la atendió antes de su aislamiento.

 

Todas ellas han ido dejando el hospital a medida que superaban los plazos de cuarentena sin registrar síntomas del ébola.

 

Como establecen los criterios de la Organización Mundial de la Salud, España quedará oficialmente libre del virus 42 días después del último caso, es decir, dos veces el periodo de incubación.

 

Las dos víctimas mortales del virus en España han sido los religiosos Miguel Pajares, fallecido el 12 de agosto, y Manuel García Viejo, el 25 de septiembre.

MG