En lo que respecta al estado de salud del jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera hay preguntas sin respuesta aun. A partir del sábado pasado sus voceros y médicos han emitido una serie de informes que además de dispersos son confusos y no aclaran el estado real de salud del funcionario.
A saber: al doctor Mancera le tuvieron que hacer un procedimiento urgente al corazón. Algo que informativamente su vocería llama operación de corazón porque hace unos meses le detectaron una arritmia, pero este viernes tuvo que ser internado y durante el procedimiento de ‘ablación’ se detecto la urgente necesidad de realizarle una “operación a corazón abierto” debido a una perforación cardiaca, se sabe.
El estado de salud de una persona, cualquiera que ésta sea, es un asunto delicado y merece toda consideración y respeto: y uno quiere su alivio. De hecho, es indispensable anteponer que es una persona–como es el caso- más que un funcionario público.
Pero se da el caso de que oficialmente se ha hecho público el estado de salud del señor Mancera. Lo cual es muy importante para todos nosotros. La fortaleza física de los hombres públicos que tienen cargos de representatividad política debe ser conocida por los gobernados de tal modo que se conozca la capacidad corporal y mental en la que se encuentran, para tomar decisiones que afectan a miles.
Por estos días la aceptación pública del señor Mancera como jefe del gobierno del DF está muy a la baja en el ánimo de los capitalinos. Esto debido a decisiones de gobierno nada populares y sí muy controversiales. Se le ha cuestionado el tema del aumento del precio en el Metro, se le ha cuestionado el asunto del “Hoy no circula” que afecta sobre todo a la clase media y baja de la capital, o los dímes y diretes de la Ruta 12 del Metro… O sus confrontaciones políticas con Marcelo Ebrard… y su indefinición ideológica… y su emocionada búsqueda para ser candidato presidencial… y mucho más.
Y es en estos momentos en los que se presenta la enfermedad. Si. Es naturaleza humana y puede ocurrirle a cualquiera en cualquier momento…
Lo que resulta extraño es que de una ‘ablación’ original se hubiera pasado a una “operación de corazón abierto”. Naturalmente, por la gravedad del asunto se le envió a terapia intensiva del hospital privado en el que fue atendido. Pero se dio el caso de que apenas unas horas después de tan grave operación estuvo hablando por teléfono al público para decir que “está muy bien, que se siente bien…que de hecho si no hubiera visto la herida no se daría cuenta de que le han operado” y que desde ahí ‘estará al pendiente el gobierno del DF y que desde ahí girará instrucciones…’
Extraño. Sobre todo porque si en efecto se encuentra en terapia intensiva luego de unas horas de sufrir una apertura al pecho de tal magnitud, muy probablemente requiera aislamiento y cuidados especiales, entre los cuales está el “no agitarse”, como se dice.
Pues nada, que sus voceros estaban felices de trasladar el teléfono –este sí- abierto para que todos escucháramos “la extraordinaria fortaleza” del doctor Mancera en un tono chispeante y con intenciones de ser convincente en su buen estado de salud y en su fortaleza… El médico que le atendió también afirmó que ‘todo salió bien en esta operación debido a la –ídem- “extraordinaria fortaleza” del doctor Mancera. Bien.
Lo bueno es que está bien. Si. Es verdad. Y lo mejor es que pronto se recuperará y retomará sus responsabilidades públicas de gobierno. Pero también será conveniente que tanto él y sus voceros e incluso los médicos nos informen el estado real de la salud del doctor Mancera.
Si su salud es delicada, por ética deberá informarlo a los gobernados del DF; si no lo es, asimismo es importante porque de esta manera se podrá confiar en sus decisiones de gobierno.
Y así como la salud del doctor Mancera es importante para la salud pública del DF., lo es en el caso del presidente Enrique Peña Nieto, quien el 31 de julio del año pasado fue intervenido quirúrgicamente para retirarle un nódulo tiroideo. Fue una operación breve en el Hospital Militar. Con buenos resultados se ha informado.
O la salud de Andrés Manuel López Obrador quien el 3 de diciembre de 2013 fue operado en un Hospital privado del sur del DF por un infarto al miocardio. Fue una cirugía coronaria “con resultado exitoso”. Aunque en aquel caso, el dirigente de Morena se mantuvo aislado por semanas.
Ya sabemos lo que ocurrió al senador perredista, Miguel Barbosa, quien desafortunadamente perdió un pie debido a una diabetes mal atendida, o como fue el caso del ex gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo Figueroa, quien padecía una enfermedad hepática y, por lo mismo, tuvo que pedir licencia a su cargo…
Es importante que volvamos al viejo debate de conocer el estado de salud físico y emocional de quienes nos gobiernan a fin de evitar desmanes de gobierno y faltas al rigor público.
La salud del doctor Mancera, como la de todo funcionario, es un tema de seguridad de gobierno y de gobernabilidad. Conocerla es importante. Pero, sobre todo, conocer la verdad –si, verdad- de la situación lo es más.
Lo bueno, después de todo, también, es que muchos de nuestros políticos mexicanos, dirigentes de partido político y empresarios no tendrán este problema, simple y sencillamente porque no tienen corazón.