LOS ÁNGELES. El pastor presbiteriano Ricardo Moreno solía apoyar con dinero y como voluntario a los demócratas en las elecciones, pero no ha donado fondos para los candidatos de ese partido en las elecciones de mitad de término ni ha colaborado con campaña alguna.
Dice incluso que ha pensado dejar el partido e inscribirse como independiente y que sopesa votar por un republicano que apoye una reforma a las leyes de inmigración en los comicios del 4 de noviembre.
“Si viera a un candidato republicano serio, con posibilidades de pasar una reforma migratoria y con el valor de actuar (al respecto), lo consideraría, con todo y lo que estuve en desacuerdo con las políticas nefastas de (George W.) Bush sobre la guerra y otros asuntos”, dijo Moreno durante una entrevista reciente con The Associated Press. “Al menos Bush tenía la posición correcta sobre inmigración y tuvo el valor de decirle a su partido, ‘Esto es lo que debemos de hacer”’.
Bush promovió una reforma migratoria pese a que su partido no lo apoyaba, mientras que el presidente Barack Obama “promete y luego no cumple”, agregó el religioso.
Como Moreno, muchos hispanos están tan desencantados con los demócratas por la falta de soluciones al status migratorio de unos 11 millones de personas que se encuentran en el país sin permiso que están reconsiderando su apoyo al partido y amenazan incluso con no votar por sus candidatos, por más que ello pueda favorecer a los republicanos, los principales opositores a una reforma a las leyes de inmigración.
Los demócratas se presentan como los abanderados de la causa de los inmigrantes que residen en el país ilegalmente. Obama, sin embargo, no cumplió su promesa de sacar adelante una reforma a las leyes de inmigración en su primer año de gobierno porque se concentró en resolver la crisis económica y convertir en ley el nuevo seguro de salud. Cuando quiso impulsar la reforma, tropezó con la oposición férrea de los republicanos, que bloquearon sus iniciativas sobre todo en la Cámara de Representantes, donde alcanzaron la mayoría.
Bajo el gobierno de Obama, por otro lado, las deportaciones alcanzaron los 2 millones de personas, cifra récord.
Una encuesta difundida esta semana por el Centro de Investigaciones Pew reveló que, si bien el apoyo de los hispanos inscritos como demócratas supera al de los republicanos por un margen de 2-1, disminuyó en relación con las elecciones legislativas de 2010, para situarse en un 57%, comparado con el 65% de entonces.
Pew reveló que el 50% de los hispanos inscritos para votar dicen que los demócratas manejan mejor el tema migratorio, en comparación al 27% que piensa que lo hacen los republicanos, pero al mismo tiempo más del 55% desaprueba la política de deportaciones de Obama.
Y un tercio de los latinos inscritos para votar (35 opinó que no hay diferencia entre los dos partidos. Ello representa un aumento significativo respecto al 2012, en que solo un 21% pensaba lo mismo.
El grado de descontento con los demócratas varía, pero abarca incluso a algunos cuadros partidarios como Annette Taddeo, candidata a vicegobernadora de la Florida por ese partido, quien se expresó “muy desilusionada” porque Obama postergó por razones electorales una orden ejecutiva que permitiera permanecer legalmente en el país a inmigrantes que no tienen autorización para vivir aquí.
Igualmente, Armanda Rentería, candidata a representante por el Distrito 21 en California, no le perdona a Obama las promesas incumplidas y el aumento de las deportaciones. “Una promesa incumplida es una promesa incumplida. No puedo defender al presidente, para nada, porque todas esas familias de deportados están aquí”.
Hay además sectores que han roto con el partidismo y están evaluando a cada candidato o legislador por sus propios méritos.
“Estamos cortando lazos con el Partido Demócrata porque es una relación que nos ha rezagado por mucho tiempo debido a que creen que nos tienen en el bolsillo”, dijo César Vargas, codirector de DRM Action Coalition, una de las pocas organizaciones de dreamers (personas que fueron traídas ilegalmente al país de niños) que hace cabildeo en la capital del país. “Sí, sabemos cuál es la postura republicana. Como partido, se oponen a todos los asuntos que nos interesan, pero tampoco podemos tolerar que los demócratas den por sentado que los vamos a apoyar. Es más importante que los políticos respeten a nuestra comunidad”.
DRM está apoyando a candidatos independientes a la cámara baja como José Peñalosa, en Arizona, y ve con buenos ojos a republicanos como el representante por California Jeff Denham, quien está a favor de una reforma migratoria.
Otro boicot contra candidatos demócratas está siendo promovido por la organización en línea Presente.org, que está pidiendo a la gente que no vote en favor de los cuatro candidatos demócratas al Senado que solicitaron a Obama que aplazase su orden ejecutiva en beneficio de inmigrantes (Kay Hagan en Carolina del Norte, Mary Landrieu en Luisiana, Mark Pryor en Arkansas y Jeanne Shaheen en Nueva Hampshire).
“Estos demócratas no se han ganado nuestro voto. ¿Por qué deberíamos votar por candidatos que siguen tratando mal a nuestra comunidad? Ellos tienen que rendir cuentas”, dijo Arturo Carmona, director ejecutivo de Presente.org, que dice tener unos 300.000 afiliados a los que les envía información por internet.
El malestar contra los demócratas podría tener consecuencias más allá de la próxima elección. Make The Road New York se opone a la campaña para realizar la Convención Nacional Demócrata en la Gran Manzana en 2016. La organización hizo el anuncio la semana pasada, con carteles que decían “Las promesas incumplidas no son bienvenidas”.
El Partido Demócrata responde a estas críticas diciendo que sus candidatos tienen un historial de apoyo a temas importantes para latinos, como inmigración, acceso a educación superior y aumento del salario mínimo.
“Las únicas razones por las que propuestas sobre estos temas no son ley es porque los republicanos rehúsan tomar medidas”, dijo en un comunicado Pili Tobar, portavoz del Comité Nacional Demócrata. “Esta elección es crítica para decidir si la configuración del Congreso será apropiada para aprobar políticas de interés para latinos o si acabaremos con un Congreso republicano que seguirá bloqueando medidas que beneficiarían a la comunidad”.
Para Raúl Hinojosa, profesor de Estudios Chicanos en la Universidad de California en Los Angeles, “al boicotear a candidatos demócratas o castigar al Partido Demócrata podría salir un tiro por la culata”.
“Aunque entiendo que se trata de obligar a los demócrata a rendir cuentas, hay que asegurarse de que no nos vayamos a quemar al hacer esto y así alentar posturas contra demócratas que son desfavorables para los inmigrantes”, sostuvo.
Obama emitió una orden ejecutiva que favoreció a los dreamers hace dos años y generó expectativas al decir que emitiría una nueva orden que normalizaría la situación migratoria de otra gran cantidad de personas, pero su anuncio de que aplazaría esa orden hasta después de la elección a pedido de senadores demócratas que le dijeron que tal acción podría minar sus campañas de reelección cayó como un baldazo de agua fría.
Por esto, muchos votantes hispanos dicen ahora que los republicanos no son el único obstáculo a una reforma ya que los demócratas tampoco hacen lo suficiente.
“No podemos ser ciegos y dejar de ver que los demócratas y republicanos son parte del problema migratorio”, dijo Jorge Mario Cabrera, portavoz de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes en Los Angeles, quien dejó el Partido Demócrata para inscribirse como independiente el año pasado.
El profesor Hinojosa opina que aquellos desencantados con los demócratas “no deben perder de vista el premio mayor, que es la contienda electoral (presidencial) de 2016 y la reforma migratoria”.
“La comunidad latina necesita ser muy, muy disciplinada para mantener la vista en el premio, que es hacer que los demócratas cumplan con su promesa de ampliar el beneficio que les dieron a los dreamers. Eso será la antesala de un debate importante en 2016: ¿Podrán contar con los latinos o no?”, dijo Hinojosa.
GH