No había por qué esperar un resultado diferente. Pumas en CU por séptima vez en la campaña no le gana a nadie en casa. Es la tendencia de unos felinos que prácticamente han dejado el pase a la fiesta grande a la diosa fortuna. No dependen más de ellos mismos. La igualada en el Olímpico universitario sin goles ante Veracruz los deja a tres puntos de los puestos de Liguilla, cuando quedan sólo seis por disputarse, aunque en la irregular Liga mexicana, todo puede suceder.
Estará por demás enumerar la falta de imaginación felina, las fallas al frente, las llegadas a cuentagotas sobre el arco rival, la falta de potencia de un equipo que se enreda nada más se acerca al último cuarto de cancha rival. Pumas no tiene claridad y cuando se topa con la fortuna de un remate contra el arco, como el que tuvo Eduardo Herrera sobre la agonía, el gol les hace el feo y aquello de no ganar en casa se convierte en maldición tomada de una historia de terror en pleno día de muertos.
Tan muerto como se sentía el ambiente al final del cotejo en el Olímpico, con apenas algunos abucheos de un público aletargado que no atinaba a sacar cuentas; de un Guillermo Vázquez entre frustrado y resignado por el desempeño de sus pupilos que si bien no han caído en casa desde la llegada de Vázquez, tampoco han podido sacar tres puntos y eso al final parece los condenará a una campaña más sin fiesta grande.
“Frustración sobre todo en cuanto a resultados. Se intenta, se busca y no se consigue. Es complicado pero tenemos que seguir hacia adelante, no quedar atrás. Tenemos pensar en estos dos juegos, ante Cruz Azul, donde tendremos que mostrar lo que tenemos”, dijo el timonel de los felinos, quien de paso aceptó la responsabilidad en lo corto que se ha quedado el equipo: “Responsable soy, porque he estado a cargo de estos juegos y no hemos alcanzado la cantidad de puntos deseado”.
Realidad puma que pena en el lugar 12 de la tabla, a tres puntos del León, pero cuando sólo quedan dos juegos por disputarse y que cierran la campaña en casa.