FRESNO, California. El Distrito 21, una zona agrícola del centro de California con una gran concentración de hispanos y que votaba por los demócratas, parecía un objetivo inalcanzable para los republicanos. Por eso la victoria de David Valadao en las elecciones legislativas de 2012 tuvo sabor a gloria para ese partido.
Fue un triunfo resonante que daba credibilidad a la tesis del Partido Republicano de que es una alternativa válida para regiones rurales típicamente demócratas y con abundancia de hispanos.
Esa tesis volverá a ser puesta a prueba el 4 de noviembre, cuando Valadao trate de conservar su banca en la Cámara de Representantes. Esta vez, sin embargo, tendrá una contrincante mucho más fuerte que el de hace dos años, Amanda Rentería, de padres mexicanos y a quien su partido le encomendó la misión de poner fin la incursión republicana en territorio que los demócratas consideran como propio.
“Ciertamente los demócratas piensan que este es un distrito que ellos deberían estar defendiendo”, dijo Mark Keppler, director ejecutivo del Instituto Maddy, de la Universidad Estatal de California en Fresno. “Pero si Valadao gana de nuevo, animaría a los republicanos, pues probaría que ellos pueden tener éxito con los latinos y que pueden ganar en California”.
Si bien la mayoría de los republicanos se oponen a una reforma a las leyes de inmigración, tema clave entre los hispanos, tratan de convencer a ese electorado de que tienen muchas cosas en común con ellos y que comparten valores en torno a la familia y una fuerte fe cristiana.
Los latinos representan el 73% (casi 516,000 habitantes) de la población del distrito, de acuerdo con información de 2013 de la Oficina del Censo y el 55% de los 206,184 inscritos para votar es hispano. El 48% del electorado se describe como demócrata y el 31% republicano, de acuerdo con Political Data Inc., firma especializada en información sobre votantes.
El presidente demócrata Barack Obama obtuvo el 55% de los votos en este distrito en 2012, pero en las elecciones legislativas Valadao superó ampliamente, por 16 puntos porcentuales, al candidato demócrata John Hernández.
Hernández no ofreció mucha oposición, ya que tuvo una campaña desorganizada y le costó recaudar fondos.
Rentería tiene un reto difícil. Es sabido que cuesta arrebatarle a alguien una banca y Valadao aparece adelante en las encuestas. Por otro lado, deberá luchar contra el desencanto de muchos hispanos por la inacción del Congreso y de Obama en torno al tema de la inmigración ilegal. Obama no cumplió su promesa de sacar adelante una reforma a las leyes de inmigración en su primer año de gobierno y generó enorme malestar entre los hispanos al aplazar hasta después de las elecciones una orden ejecutiva que beneficiaría a inmigrantes que están en el país sin permiso.
La candidata demócrata, no obstante, es una rival de cuidado. Hija de padre campesino, estudió en Stanford, sacó una maestría de negocios en Harvard y después trabajó para dos senadoras federales, llegando a ser jefa de gabinete de una de ellas.
Aparte de ser hispana y mujer, tiene una gran trayectoria de servicio público y una historia personal con la que muchos hispanos e inmigrantes se pueden identificar. Cuando la gente le cuenta que han deportado a sus seres queridos, dice que se le van las palabras y sólo los abraza.
“Veo a mi propia familia en ellos. Mi padre no tuvo papeles cuando llegó”, expresó Rentería, de 39 años, mientras los ojos se le ponían brillosos. “Una promesa incumplida es una promesa incumplida. No puedo defender al presidente, para nada, porque todas esas familias de deportados están aquí”.
El 50% de hispanos tienen opinión favorable de Obama
Solo el 44 por ciento de los estadunidenses tiene una opinión positiva del presidente Barack Obama, según un sondeo publicado por el diario The Washington Post y la cadena ABC a dos días de las elecciones legislativas.
El 50 por ciento de los encuestados dice tener una “opinión desfavorable” del presidente, señala el estudio demoscópico.
Preguntados los entrevistados si Obama es un “líder fuerte”, el 52 por ciento responde que “no”, mientras un 46 por ciento da un “sí”.
Asimismo, el 51 por ciento considera que el mandatario no entiende los problemas de la gente, en tanto que el 46 por ciento piensa lo contrario.
Sobre si Obama se comporta como un “buen gestor”, el 51 da una contestación negativa, mientras que el 45 por ciento sí cree que gestiona bien los asuntos del país.
El presidente obtiene mejores resultados cuando se pregunta si se puede confiar en él en una situación de crisis: el 49 por ciento asegura tener confianza en el líder estadunidense, frente al 47 por ciento que no se fía del gobernante.
Por grupos étnicos, el mayor varapalo para Obama procede de la comunidad hispana, en la que sólo el 50 por ciento tiene una opinión positiva, cifra muy inferior al 71 por ciento que le apoyaba en las elecciones de 2012.