Todo tiene un límite, inclusive los pactos, los acuerdos y las alianzas. Útiles, sin duda, para fines políticos -la legislación sobre reformas estructurales, por ejemplo-, los pactos no son medicina para todos los males, apuntan los observadores políticos.

 

Sorprende, por ello, que los tres partidos llamados “grandes” hablen ahora, en forma simultánea, de promover un pacto nacional contra la inseguridad y la violencia.

 

¿Tienen alguna duda los dirigentes panistas, perredistas y sobre todo priistas -correligionarios del Presidente de la República- que si Enrique Peña Nieto estuviera convencido de que la solución contra la inseguridad y la violencia que azotan al país sería un pacto, no lo hubiese convocado desde hace mucho tiempo?

 

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¿O de qué se trata? ¿De que los electores que irán a las urnas en junio de 2015 crean que los partidos políticos están preocupadísimos por la violencia y la inseguridad? ¡A otro perro con ese hueso!

 

¿Están oyendo, inútiles?… ¡perdón! ¿Están oyendo, señores Ricardo Anaya, Carlos Navarrete y César Camacho?

 

En esta dosis de demagogia químicamente pura, hay que rescatar el argumento del PRI para que se haga un pacto contra el flagelo de la violencia que azota a México. Dicen: “Porque lo que la violencia descompone la política lo compone, el PRI respalda toda acción pública y social que contrarreste los atentados contra la libertad, la dignidad humana y la concordia social”.

 

Y sobre el cuasi decálogo de los empresarios de la Coparmex que comentamos ayer en esta columna, donde proponen una serie de medidas para salir de jodidos y un pacto para combatir la violencia y la corrupción, un lector cuestiona:

 

¿A quién creen que engañan con sus discursos los empresarios herederos del regiomontano Luis Garza Sada que en septiembre de 1929 fundó la Coparmex para defender, no los intereses de México, sino los suyos propios y los de sus socios, unos meses después de que Plutarco Elías Calles fundara en marzo de aquel año, el Partido Nacional Revolucionario, antecedente del PRI?

 

¡Ah!, y no hay que olvidar que exactamente 10 años después -en septiembre de 1939- otro grupito de mexicanos igual de “patriotas” fundó el glorioso Partido Acción Nacional, para oponerse a la política social y económica del presidente Lázaro Cárdenas.

 

¡Cuánta demagogia en tan pocas palabras!

 

AGENDA PREVIA

 

En la Secretaría de Comunicaciones y Transportes se cumple a cabalidad con el presupuesto asignado, conforme a la calendarización de los recursos, así como con toda responsabilidad en la supervisión de las obras desde su comienzo hasta su culminación. Esto es muestra de que por primera vez en la historia esta dependencia federal ejerció el 100% del presupuesto, lo que representa que las obras planeadas se ejecutan plenamente; tal y como se hará con las metas propuestas en el Programa Nacional de Infraestructura 2014-2018. “Es a lo que yo le llamo prontitud, pero con responsabilidad”, dijo el señor secretario “Alexander Potemkin”, perdón, Gerardo Ruiz Esparza, al dar a conocer que la única empresa que participó en la licitación para construir el tren de alta velocidad México-Querétaro, ganó el concurso.

 

 

El Grupo Azucarero Sáenz (propietario de los ingenios El Mante, Tamazula y Aarón Sáenz) se vio en la penosa necesidad de solicitar un crédito a Nacional Financiera por varios millones de pesos para cubrir sus deudas con los cañeros,  quienes habían amenazado a los dueños de las fábricas con no arrancar la zafra que está en puerta. Dicen los enterados que los “juniors” (Aarón, Agustín et al), quienes a la muerte de don Aarón Sáenz heredaron el negocio, lo han administrado tan mal que lo han puesto al borde de la quiebra.

 

Cabe señalar que no es la primera vez que el mencionado grupo se ve en serios problemas financieros; hace siete años, cuando tenían como socios a los ingleses de Tate & Lyle “les hicieron de chivo los tamales” al entregarles malas cuentas, lo que provocó que los inversionistas extranjeros salieran huyendo. Los Sáenz se hicieron de otro inversionista (ED&FMAN) al que le repitieron la misma receta de los tamales. Sin embargo, éstos les hicieron saber a los “juniors” que si querían que siguieran como socios deberían aceptar algunas condiciones, entre ellas, que sacaran las manos del negocio para que lo dirigiera un ejecutivo de MAN. Y ni modo, tuvieron que aceptar.

 

Nadie sabe las condiciones del susodicho crédito, pero a ver si no se “chamaquean” a Jacquez Rogozinski y a Raúl Solís.