Después de que INEGI publicó que el indicador global de la actividad económica, IGAE, solo creció en agosto 1.3% en términos reales respecto al mismo mes del año pasado, crecieron las dudas de que se alcance la meta oficial de 2.7% de crecimiento para el año.
La semana pasada Bank of America Merrill Lynch ajustó su pronóstico para el año de 2.6% a 2.2% y el fin de semana pasado el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, CEESP, sugirió que la economía crecerá cerca del 2% o “por debajo de este nivel”. Ya otros intermediarios financieros también están revisando sus expectativas de crecimiento a la baja por lo que es probable que en los próximos días el promedio de las encuestas del sector privado se sitúe alrededor de 2.2%-2.3% para el año y, seguramente también con consecuencias bajistas para el crecimiento esperado en 2015 que se sitúa en 3.8% según la más reciente encuesta de Banamex.
El dato sobre el crecimiento económico al tercer trimestre se conocerá el próximo 21 de noviembre y una semana antes, el 11 de noviembre, se publicará la cifra sobre el comportamiento de la actividad industrial al mes de septiembre lo que dará una buena idea de si, efectivamente, como ya se están adelantando los analistas del sector privado, el crecimiento anual en 2014 se quedará muy corto respecto de la cifra pronosticada por el gobierno federal.
En todo caso, uno o dos días antes de que el INEGI dé a conocer los resultados del crecimiento del PIB al tercer trimestre, es muy probable que la Secretaría de Hacienda fije nuevamente su postura sobre si corrige o no su estimado para el año. Si nos atenemos a la opinión del sector privado, todo parecería indicar que el gobierno efectivamente ajustará, nuevamente, su pronóstico, sumando un segundo año con crecimiento económico raquítico.
Con todo, para algunos comentaristas y medios de comunicación la cuestión de la valoración de la marcha económica del país es de percepción. Es decir, de si se ve (o se quiere ver) el vaso medio lleno o medio vacío. De hecho abundan los titulares económicos en la prensa con noticias sobre la recuperación económica, el dinamismo del gasto público que impacta favorablemente al crecimiento, el despegue del consumo interno y las promesas de millonarias inversiones a partir de las reformas que se vienen instrumentando.
No se puede negar que hay cifras que reflejan una mejoría en el comportamiento reciente de la economía. Como los 671 mil 248 nuevos trabajadores asegurados en el IMSS entre septiembre de 2013 y septiembre de 2014. O como un mejor comportamiento reciente en el índice de confianza del consumidor. O, una serie de indicadores que muestran la buena marcha de las exportaciones y, ante ello, una incipiente recuperación en el crecimiento económico del país.
Pero tampoco se puede negar, con las cifras actuales en la mano, que el ritmo de crecimiento económico, la situación de una gran parte de las empresas y el bienestar económico de las familias sigue siendo precario y lejano de aquellos buenos deseos que lanzan algunos diarios en sus titulares como si fuesen hechos consumados.
Un hecho preocupante y sintomático es el creciente endeudamiento que enfrentan las familias y sus crecientes problemas para enfrentar su carga financiera. Según BBVA Bancomer ésta ya alcanza 14.7% en promedio desde el 9.9% de hace más de una década. Pero para las familias con menores ingresos (las ubicadas en el primer decil de ingresos) la carga financiera representa 67.1% de sus ingresos.
Este dato se complementa con otros dos que retratan esta problemática de una economía que no les está ofreciendo respuestas a sus bolsillos. En los últimos 12 meses se incrementó 17% el número de empeños en el Nacional Monte de Piedad para alcanzar 5.5 millones en julio pasado. Y si de cartera vencida bancaria se trata las cifras son más que ilustrativas. La cartera vencida de la banca comercial superó los 90 mil millones de pesos al primer semestre de este año en términos nominales, que es 52.5% más alto que el saldo vencido alcanzado durante la crisis de 2009.
Así que no es cuestión de ver vasos medio vacíos o vasos medio llenos en la marcha de la economía. Sin desconocer tibios avances recientes, los resultados económicos siguen siendo mediocres.