WASHINGTON. Grupos proinmigrantes exigieron hoy al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que no espere “ni un día más” para tomar acciones ejecutivas sobre la reforma migratoria y para aliviar las deportaciones, que separan a miles de familias.
“Obama no más palabras, urge acción ejecutiva” y “paren de deportar a nuestras familias” fueron algunas de las pancartas que más de trescientas personas enarbolaron en una manifestación frente a la Casa Blanca en la primera protesta de grupos proinmigrantes organizan en ese lugar tras las elecciones legislativas del martes.
Los inmigrantes le exigieron a Obama que “no espere ni un día más” para cumplir su promesa de ofrecer, antes de finales de año, alivio administrativo a los 11 millones de indocumentados que se calcula que viven en el país.
El miércoles, un día después de las elecciones, Obama reiteró su promesa y hoy el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, consideró que la acción ejecutiva sobre inmigración del presidente “claramente” se engloba dentro del deseo de republicanos y demócratas de hacer “algo bueno por el país”.
“Hoy hemos venido aquí a decirle al presidente Obama que no tiene excusa para no tomar acción. Venimos a pedirle que considere esto como un amigo, como un hermano, como un vecino y como un padre de familia”, clamó Maya Ledesma, mexicana que ha vivido nueve años y medio en Estados Unidos.
Acompañada de su hija de seis años, la mexicana pidió a Obama que cobije bajo su acción ejecutiva a “la mayor cantidad” de gente para que los niños no queden “desamparados” por la deportación de sus padres.
Ledesma habló a través de un micrófono en un podio que los activistas colocaron en medio de la explanada que precede a la Casa Blanca y adonde diferentes líderes accedieron para hacer sus peticiones, traducidas simultáneamente al inglés y al español.
Inmigrantes de lugares como Honduras, Guatemala, Perú o Colombia clamaron el lema “sí, se puede”, con el que Obama llegó a la Casa Blanca en 2008, pero ahora referido a la reforma migratoria.
Niños y mayores, cubiertos con capuchas y bufandas, gritaron contra las deportaciones, que le valieron a Obama el apodo de “deportador en jefe” cuando en mayo pasado se calcula que las deportaciones alcanzaron los dos millones durante su mandato.
Con pancartas como “Paren de deportar a nuestras familias”, en las que se veía sobre un fondo negro a dos manos separándose, los inmigrantes pidieron al presidente que amplíe el programa de Acción Diferida (DACA) a los padres del más ee medio millón de jóvenes indocumentados que llegaron al país siendo niños y a los que en dos años se ha otorgado permisos de trabajo para evitar la deportación.
Tras la concentración, el director ejecutivo de la agrupación CASA, Gutavo Torres, se refirió a los requisitos (años de residencia, parientes en el país, etc) que deberían de cumplir los indocumentados para acogerse a un futuro alivio administrativo.
“Nosotros pensamos que los padres de los niños deberían calificar. Y pensamos que todos los indocumentados sin antecedentes penales que han estado contribuyendo a la economía de este país deberían poder legalizar su situación”, dijo.
Según sus cálculos, de la iniciativa podrían beneficiarse 8 millones de indocumentados, pero destacó que “la lucha por la reforma migratoria no parará hasta que se apruebe una reforma en el Congreso”, pues las orden ejecutiva de Obama podría anularla el próximo presidente en 2016.
El mandatario prometió en junio acciones para arreglar el sistema migratorio, pero más tarde aplazó su decisión hasta final de año para no perjudicar a los candidatos demócratas en las elecciones legislativas del martes.
Durante la protesta, algunos afroamericanos se unieron a los latinos para dejar patente que “Estados Unidos es un país de inmigrantes, inmigrantes que con su cerebro y sus manos contribuyen al progreso y desarrollo”, dijo a Efe Dan Warren, uno de ellos. DE