TRÍPOLI. El Tribunal Supremo de Libia invalidó el nuevo Parlamento de Tobruk, que gozaba de reconocimiento internacional, en un momento en el que el país atraviesa una grave crisis política y de seguridad.

 

 
La decisión de la corte, que es definitiva, se tomó después de que varios parlamentarios libios presentasen recursos de inconstitucionalidad contra las sesiones celebradas por este Parlamento (Congreso de los Diputados) de Tobruk, situado en el este del país.

 

La sentencia anula también todas las decisiones tomadas por el Parlamento como, por ejemplo, la formación de un nuevo gobierno, presidido por el primer ministro, Abdala al Zani.

 

El pasado 4 de agosto, se instauró en Tobruk la Asamblea Legislativa elegida el 25 de junio y conocida como el Congreso de los Diputados, que eligió esta ciudad por la situación de violencia y caos que vive la capital libia.

 

Sin embargo, existe otro Parlamento saliente (Congreso Nacional General, CNG), establecido en Trípoli, y que al no reconocer la legitimidad del primero encargó la formación de un “Gobierno de Salvación Nacional”, dirigido por el islamista Omar al Hasi.

 

Tras la decisión tomada ayer por el Tribunal Supremo, en la capital libia varios centenares de personas acudieron a la Plaza de los Mártires para celebrar el anuncio, que también fue festejado en el oeste y sur del país.

 

Por su parte, el Parlamento de Trípoli se congratuló del anuncio y su vicepresidente, Saleh el Majzum, aseguró que respetan y apoyan la decisión del Tribunal Supremo.

 

El vicepresidente del CNG, encargado de redactar la nueva Constitución, anunció que ya se está trabajando sobre un borrador de la Carta Magna que será anunciado el próximo 24 de diciembre, y tras su aprobación se formará un nuevo Parlamento y Gobierno.

 

La crisis de Libia se remonta a la caída del antiguo régimen de Muamar al Gadafi en 2011, ya que desde entonces las autoridades provisionales han fracasado en su objetivo de restablecer el orden y la seguridad en el país, lo que refuerza a las milicias locales que intentan en muchas ocasiones imponer su voluntad por la fuerza.

 

Por una parte se encuentran las tropas del general sublevado Jalifa Hafter, que dirige desde el pasado mes de mayo una operación militar contra las milicias islamistas que operan en la ciudad de Bengasi, la segunda más importante del país, y que apoyan al Parlamento de Trípoli.

 

A mediados de octubre, Hafter lanzó una nueva ofensiva contra las milicias en Bengasi en la que han muerto ya más de 280 personas y cinco mil libios han huido a otras ciudades.

 

En estos momentos, Bengasi se encuentra prácticamente paralizada con los comercios, los bancos, el puerto y aeropuerto cerrados.

 

Mientras, en Trípoli y sus alrededores los combates entre las milicias rivales también son continuos y tan solo en Kikla más de 140 personas han fallecido en las dos últimas semanas.