Tras cumplir 50 años de edad y como un ejercicio de autoanálisis, queriendo hacer algo diferente a los grandes dramas que le han dado fama internacional e incluso burlándose de su propia egolatría, el cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu se embarcó a la realización de Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia), filme que hoy llega a la cartelera nacional y que representa su primera vez en muchos aspectos, pues se sale de su zona de confort al realizar una comedia acerca de lo que llama “la enfermedad de la popularidad”, en la que además trabaja por primera ocasión con el premiado director de fotografía Emmanuel Lubezki.
Iñárritu, mejor conocido como El Negro, no solo ha dejado su muy particular huella en el mundo del cine desde que su ópera prima, Amores Perros (2000), le dio un giro al cine nacional
En exclusiva para 24 HORAS, Iñárritu comparte parte de lo que fue el proceso de realización del quinto filme en su carrera y al que ha señalado como su “crisis de la mediana edad”, y que ya suena en varios círculos para ser uno de los nominados al Oscar junto con su protagonista, Michael Keaton, quien fue catalogado ya como el regreso del año por varios medios estadounidenses gracias a su interpretación de un actor que quiere regresar al teatro y revivir su carrera tras haber vivido la fama y sus excesos décadas atrás interpretando a un superhéroe.
A pesar de ser una comedia, Birdman no es una película fácil…
Espero que la gente la entienda. El humor es algo difícil… dicen que el humor no viaja tan bien como el drama, pero veremos.
¿Por qué cambiar de género y hacer una comedia de humor negro?
Hace como cinco años estaba jugando con la idea de un tipo que estaba luchado con su ego
El tema que aparece a lo largo del filme es el ego. ¿Qué es el ego para ti?
Temía que alguien percibiera esto como una película acerca del proceso de actuación de un actor, pero eso me importa un comino. Los actores son las figuras comunes más seleccionadas para representar el ego, pero yo creo que cada ser humano tiene ego, poco o mucho. El mundo se está convirtiendo en una víctima del ego del espíritu humano, y yo creo que cualquiera puede convertirse en víctima de su propio ego. Espero que todo el mundo se pueda prender de esta idea que el ego es peligroso: nos puede levantar, pero también nos puede matar en un segundo, y si le damos todo el poder, es atemorizante.
¿Cómo se te ocurrió que un superhéroe representara el ego del protagonista?
¿Por qué elegiste a Michael Keaton como protagonista?
La razón por la cual Michael pudo interpretar este papel de la manera en que lo hizo, desnudo tanto emocional como físicamente, es porque él ya está por encima de todo eso. No he visto a ningún actor que esté más libre de la vanidad que Michael. Él no le da poder a ninguna otra persona para que le diga quién es él. Ésta es la razón por la que pudo hacer esto, porque él puede verlo desde arriba y reírse y realmente explorar el asunto sin ninguna sensibilidad personal.
Su personaje tiene una historia similar a la que vivió él al interpretar a Batman…
Si, y pensé que era perfecto, no sólo por la autoridad y el pasado que ha tenido, sino también
¿Qué tanto hay del Negro Iñárritu en el filme?
Como artista, la propia responsabilidad es hablar de tus circunstancias o tu contexto de cierta manera y de ser veraz en eso. A través de las circunstancias y el contexto en el que he estado viviendo, me siento o confortable o incómodo hablando del ego. Para mí, fue una manera de explorar ese territorio, el cual puede ser fascinante, embarazoso, o puede ser muy contradictorio.
¿Qué fue lo que te llevó a trabajar por primera vez con el Chivo Lubezki?
Hace muchos años habíamos trabajado en otras cosas, como comerciales y así, y siempre quisimos hacer un largometraje. En este caso, quise filmarlo de manera continua, para que fuera narrado desde el punto de vista del personaje. La mejor forma de hacerlo era con la cámara filmando desde su punto de vista. Pero fue muy difícil, pues yo nunca había filmado así antes. Fue como tener que escribir sin comas o puntos, donde el reto es encontrar el ritmo interno, la congruencia y encontrando la realidad a través de los ensayos.
¿Es un poco como llevar el teatro al cine?
¿Qué tanto disfrutaste al hacer Birdman?
Mucho. Fue un reto muy grande que demanda de ti el estar tan alerta que resulta inimaginable. Normalmente pasas seis meses en un cuarto oscuro, manipulando, arreglando y escondiendo, pero aquí no puedes hacer eso; tienes que estar ahí tomando decisiones que normalmente toman seis meses de un proceso racional. En vez de ello, nos apoyamos en la intuición. Fue como la improvisación en el jazz… hay un elemento de jazz en la película.