Aunque el clima de violencia e inseguridad en México también ha alcanzado a sacerdotes y religiosas, la acción de los representantes de la Iglesia, especialmente en las circunstancias actuales del país, debe ser firme en favor de la gente y buscar el rescate de los valores humanos más allá del púlpito y de los recintos religiosos, reconoció el Presbítero José de Jesús Aguilar Valdés.
En entrevista con 24 HORAS, el subdirector de Radio y Televisión de la Arquidiócesis Primada de México identificó la falta de confianza en los Ministerios Públicos, el narcotráfico, la apatía social y el vínculo del crimen organizado con las autoridades, como las principales causas de una crisis de valores y la creciente violencia.
Con la convicción de que hay cosas que sólo pueden cambiarse con la oración, Aguilar Valdés hizo extensivo el llamado de la iglesia católica a la unidad, la suma de esfuerzos y compromisos de las autoridades, la sociedad y los empresarios.
El religioso, incluso, extiende esta invitación para que los criminales asuman un proceso de conversión.
¿Qué perspectiva tiene la Arquidiócesis de la violencia en México?
Al igual que lo ciudadanos, ve una situación dramática en el país por la falta de seguridad, la falta de confianza en los ministerios públicos, la creciente violencia, la actividad del narcotráfico, y la relación que existe entre el crimen organizado y algunos gobernantes.
Hay otro tipo de violencia, que es la de injusticia por falta de trabajo, quien no tiene una seguridad social, quien no tiene elementos para subsistir está siendo atacado violentamente por un gobierno que no da las fuentes de trabajo necesarias, o los empresarios que ven más por sus propios intereses que los de mucha gente que necesita apoyo.
¿A qué se deberá esa serie de factores?
Estas situaciones no surgieron de la noche a la mañana, es un problema que ha ido creciendo como bola de nieve, porque hay puntos que nadie ha querido resolver. Uno de los primero es que la población lo ha ignorado y ha permitido que en sus calles se venda droga o que algún vecino delinca sin hacer nada, o los propios familiares que permiten que sus hijos se metan en esas circunstancias.
Además de la falta de castigo y de cumplimiento de las leyes, que hace que muchas personas que son denunciadas no lleguen a cumplir una sentencia como lo marca la ley, y que en muchos ministerios públicos más que apoyar a las víctimas no las escuchan y, evidentemente, una autoridad que no puede trabajar sola sin una policía bien capacidad.
¿Qué papel tiene la Iglesia y sus representantes en el panorama de violencia?
La acción del sacerdote no está limitada, como ha dicho el Papa Francisco, al púlpito o a la iglesia, el sacerdote también debe de salir y parte de esa salida es a los medios de comunicación, y parte de esa salida también son las ONG, e incluso participar en manifestaciones como muchos sacerdotes y religiosas lo han hecho recientemente y tiempo atrás
¿El actuar de personalidades como el Padre Alejandro Soldalinde o el Padre Goyo los pone en vulnerabilidad?
Es cierto que son personas públicas que salen en los medios, pero ellos no son los únicos vulnerados. Nosotros tenemos obispos que han sido asaltados, sacerdotes que han sido secuestrados, religiosas que han sufrido vejaciones.
No se necesita ser una persona pública para sufrir agresiones de ese sentido, si bien ellos por ser personas públicas puedan sufrir alguna palabra en contra no serían los únicos.
¿Qué hacer ante ese obstáculo?
La iglesia tiene la obligación de anunciar las cosas positivas y denunciar el mal y en cada parroquia, aun cuando el sacerdote no sea una persona conocida, se va hablando de esta situación y se trata de buscar mejoras con grupos de seguridad, con ayuda a los más necesitados para que no se conviertan en personas que puedan delinquir a futuro.
¿Hablaríamos entonces de una crisis de valores?
Yo creo que sí, parece que en México, como en algunos otros países, el valor principal es el dinero. Y entonces, por dinero es válido ejecutar a una persona, por dinero es válido secuestrar, robar, corromper a la gente. En el momento en que este valor económico sea menos importante que los otros como la dignidad, el resto, etcétera; en ese momento las cosas empezaran a cambiar
¿Qué responsabilidades propiciaron esta situación?
Si bien tenemos un gobernante, el presidente Enrique Peña Nieto, que puede marcar un cierto rumbo al país, él no es el único responsable; yo creo que los ciudadanos, las empresas, las familias, las agrupaciones sociales tienen mucho que ver con esto que ha ido creciendo, creciendo y creciendo, y no va resolverse hasta que no se tomen puntos en concreto.
La iglesia siempre ve con buena esperanza la vida pero se tendrá que partir especialmente de la familia, la recuperación de los valores, la educación en el civismo, la responsabilidad de denunciar y el exigir a las autoridades que actúen conforme lo marca la ley en nuestro país.
¿Sería el caso Ayotzinapa la gota que derramó el vaso?
Ha hecho que las cosas salten a la perspectiva en las que las estamos viendo, no quiero minimizar pero no son solamente 43 los desaparecidos en nuestro país, son miles de desaparecidos que lamentablemente son vidas humanas que nadie ha tomado en cuenta, familias desechas que no reciben una respuesta de qué es lo que está pasando, y evidentemente esto ha hecho que la política y la comunidad internacional vuelquen sus ojos hacia México, un México que era pacifico, buen anfitrión, ejemplar en muchas cosas y ahora se convierta lamentablemente en un país donde muchos no vean seguridad ni siquiera para visitarlo a nivel turístico.
¿Qué pasa con aquellos que no son católicos o religiosos?
No se necesita ser católico para luchar por el bien de la ciudadanía, en ese sentido la Iglesia hace alianza con grupos de vecinos, con los ciudadanos con algunas instituciones para trabajar en esa línea. Algo importante es fomentar la oración constante, invitar a la gente a orar, porque hay cosas que sólo se pueden lograr con la oración.
Y un mensaje de aliento, de esperanza y solidaridad a quienes han sufrido la pérdida de un ser querido o de alguna cosa importante en su vida.
¿Qué oportunidades se tendrían para mejorar o intentar salir de este clima de inseguridad?
Más que mis propias palabras, quiero expresar que el Cardenal Norberto Rivera en este año está haciendo lo que se llama la visita pastoral a toda la Arquidiócesis, esto supone que él visita a todas las iglesias, se reúne con los laicos, con los jóvenes, y en su última reunión él comento que el problema violencia de la violencia ha ido creciendo, y que antes la droga se trabaja aquí en México pero se exportaba, y que el hecho de que ahora esta droga se haya quedado en el país ha propiciado la descomposición del tejido social .
¿Qué hacer? Él decía que hay que ser muy cautos en el sentido de no acusar a alguien cuando no hay pruebas pero hay que buscar las pruebas necesarias para hacerlo, y que la denuncia nunca se quede de lado. Educar a los hijos en valores, y hacer nuestros los problemas de la sociedad, de tal manera que la gente más humilde, los más pobres se sienta apoyados por la iglesia.
Y evidentemente la invitación incluso a los criminales a la conversión, así como también es válida la manifestación pública, pacifica siempre para que este tipo de cosas sean escuchadas por la sociedad.