Algo más que una oportunidad perdida: representaba la mayor ocasión que Joseph Blatter jamás tendría para demostrar que su legado como presidente del futbol va mucho más allá del abrir mercados, posicionar marca, incrementar ingresos, desarrollar el juego en naciones con condiciones marginales, incluso introducir la tecnología para dirimir si un balón rebasó la línea de meta –esto último un gran paso, aunque una pequeñez a comparación de lo que pudo ser y no fue este jueves.
Por si alguien llegó a dudarlo, los Mundiales 2018 y 2022 serán en Rusia y Qatar respectivamente. La Comisión Ética de la FIFA ha concluido este día que “en particular, los efectos de estos incidentes a lo largo del proceso de candidaturas, fueron en general distantes de alcanzar una amenaza que nos hiciera volver al proceso de candidaturas y mucho menos de reabrirlo”, largo eufemismo para refutar que las sedes se hayan comprado.
En cierto punto de esta controversia, llegué a pensar que Blatter había preparado el terreno para un golpe de timón que cambiaría para siempre la gestión y ética deportivas. Antes del inicio de Brasil 2014, declaró que “el informe técnico de Qatar advirtió claramente que las temperaturas en verano son demasiado altas” (advertencia ignorada por los directivos votantes) y que hubo presiones políticas en el proceso. A esa frase, añadió una tan clara como “todos cometemos errores”.
Por si fuera poco, la cabeza visible del proyecto Qatar 2022 fue precisamente el personaje purgado de la FIFA bajo acusación de corrupción, cuando iba a contender con Blatter por la presidencia en 2011. Según el reporte publicado este jueves, el suspendido de por vida Mohammed bin-Hamman, sí efectuó sobornos (“muchos pagos impropios”) a altos cargos del futbol africano y 1.2 millones de dólares al ya también vetado Jack Warner, pero que ninguno de esos montos estaba relacionado con la concesión del Mundial. ¿Entonces bin-Hamman sólo violó los reglamentos éticos de la FIFA en su carrera contra Blatter, mas no en su defensa de la candidatura mundialista que promovía?
Michael García, ex fiscal de Nueva York que fue contratado por la FIFA para realizar la investigación de año y medio, ha protestado este mismo jueves por el resumen de su informe que ha sido presentado ante la opinión pública. “Contiene numerosos materiales incompletos y representaciones erróneas de los hechos y conclusiones. Pretendo apelar esta decisión ante el Comité de Apelación de la FIFA”. De inmediato, CNN ha asegurado que el FBI se sumará a la investigación, toda vez que Estados Unidos contendía por el Mundial 2022 y habría resultado perjudicado por esa danza da portafolios con dinero.
Más allá de que García no pudo investigar a Rusia 2018 al serle prohibido el acceso a este país (por antecedentes en el juicio de un ciudadano ruso) y por ya haber sido borrada toda la información en manos de la candidatura rusa (claman que se destruyeron las computadoras); más allá de que apenas cinco de los once votantes accedieron a entrevistarse con García; más allá de que menos del diez por ciento de su reporte se abrió a los medios de comunicación; más allá de que ya se sabía que su pesquisa había sido obstaculizada y parcial, la resolución del Comité Ético no puede dejarlo contento cuando revelando tanta irregularidad, FIFA insiste que el proceso electoral fue “bien pensado, robusto y profesional”.
No es sólo Rusia o Qatar. Entre las 42 páginas que resumen el archivo de más de 400 entregadas por García, se habla de los regalos entregados a esposas de directivos por parte de la federación inglesa (algo que ha llevado a los medios británicos a decir que a nivel directivo son tan malos como a nivel futbolístico: más de treinta millones de dólares gastados inútilmente por su FA) y de sobornos que Australia habría hecho.
Ninguna mención en relación a los dirigentes latinoamericanos, pese a que algunos de ellos han tenido que renunciar recientemente a sus cargos por corrupción (como Nicolás Léoz, quien presuntamente ofreció su voto a Inglaterra a cambio de ser nombrado Sir, o el ex presidente del Comité Organizador de Brasil 2014, Ricardo Teixeira).
Muchísimas dudas y dos certezas: las sedes de los próximos dos Mundiales, que eso, por si algún iluso lo pensó, no iba a cambiar.