A pesar de que son millones y forman amplias comunidades en Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Chiapas, Quintana Roo, Puebla e incluso Coahuila (donde además del castellano, tienen una lengua propia) los integrantes de la comunidad afrodescendiente son los mexicanos más discriminados.
Sin servicios de salud específicos, educación o reconocimiento a su cultura, se trata de medio millón de personas que ni siquiera aparecen en los censos de población y vivienda del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y quienes presentan mayores grados de marginación, migración forzada y discriminación en el país, alertaron el Comité Científico del Proyecto Internacional de la Ruta del Esclavo (iniciado por la UNESCO) y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).
“Las comunidades afromexicanas tienen una problemática en particular que no tienen las mestizas o las indígenas. Se sabe que pueden estar en una marginación incluso más grave que las comunidades indígenas. Hay una resistencia a su cultura y a sus formas de expresión. No hay programas específicos de política pública, sociales, de transferencias financieras. Además viven en una marginación de los otros grupos sociales”, señaló Ricardo Bucio, presidente de Conapred.
MG