El gran espaldarazo legal que tuvo Google en Estados Unidos los días pasados le ha otorgado a este gigante tecnológico aún más poder. Llevaba un tiempo ya en juicio por conseguir que sus páginas de resultados tras una búsqueda fueran reconocidas como páginas editorializadas, y como tal, se les reconociese la libertad de expresión de poder hacerlo.

 

De esta manera solicitaba acogerse a la Primera Enmienda de su Constitución que ampara, entre otras libertades, la de expresión. Sus páginas de resultados, conocidas como Search Engine Page Results, que se describen como “una página de resultados del motor de búsqueda, que es el listado de resultados devueltos por dicho motor en respuesta a una consulta de palabras clave.

 

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Los resultados normalmente incluyen una lista de artículos con títulos, una referencia a la versión completa y una descripción breve que muestra donde las palabras clave han igualado contenido dentro de la página. Puede referirse a una sola página de enlaces o al conjunto de todos los enlaces resultado de una búsqueda”. Ya desde hace casi tres años Google defendía que los resultados de un buscador deberían ser considerados como una opinión basada en lo que dicho buscador consideraba más relevante para sus usuarios.

 

Esta resolución legal implica para Google un mayor beneficio porque además de ser un motor de búsqueda es una empresa productora de información. Es decir, en sus resultados pueden obtener ganancias ya que pueden privilegiar sus productos como comparadores de precios, mapas…, sobre otros que propiamente da el algoritmo, que son los resultados naturales.

 

Como sabían que no iba a ser bien visto este monopolio llegaron a un acuerdo a principios de este año por el que se comprometían con las autoridades antimonopolio de la Unión Europea a incluir en sus resultados no sólo sus productos sino también los de otras tres empresas competidoras. Pero esto no dio resultado ya que hay monopolio por ejemplo en el caso del mercado de los dispositivos móviles donde ellos lo copan con Android.

 

Pero lo que sí es cierto es que con el fallo judicial Google puede poner en sus páginas de resultados lo que estimen oportuno, como mejor le parezca, sin miedo a ser sancionada por abuso de posición dominante. Ahora, para sus competidores, en un mercado dominado por Google en un porcentaje mayor al 67%, va a resultar muy difícil competirle en lo relacionado con el acceso a la información. Por ejemplo, si un negocio consiste en facilitar a los usuarios un tipo de información que estos busquen, los usuarios encontrarán siempre los resultados del producto de Google antes que los de este negocio.

 

Si volvemos la vista atrás para ver cómo eran los motores de búsqueda se da una situación muy curiosa ya que incluso antes de que surgiera Google ya existían resultados de búsqueda editorializados, pues resultaba común que los primeros resultados de las búsquedas se vendieran para que ahí colocaran sus productos ante los ojos de las personas que buscaban unas palabras determinadas. Con Google cambió esta situación ya que ofrecía aquello que era relevante para su búsqueda en vez de ofrecer al usuario lo que un tercero había pagado para que viera. Y lo que ocurre ahora con Google, casi 16 años después, es que en vez de encontrar primero los resultados más relevantes para nuestra búsqueda, se encuentre el resultado que ofrezcan sus productos, y no los de otros, aunque sean relevantes.

 

Ahora, si este fallo judicial favorece de manera indiscutible un monopolio, puede ocasionar a Google quebraderos de cabeza si no lo maneja bien, como le ocurrió a Yahoo: su catálogo de productos y servicios fue reduciéndose hasta llegar a la desaparición. Si vamos a los números, los resultados naturales (los ofrecidos por el algoritmo por su relevancia) ocupan un espacio cada vez más pequeño en la página pues es menos del 20% del área total del navegador, y el restante 80% está lleno de publicidad y de sus productos. Google ha preferido reducir las opciones del usuario para que haga clic en sus productos. Y aunque no tiene competidores ni sombra de que aparezcan, la verdad es que el usuario ya está cansado.