“No soy un tipo que modele ropa interior”, respondió el guardameta alemán Manuel Neuer al ser consultado respecto a la posibilidad de obtener el Balón de Oro 2014.
Alusión obvia y directa al que seguramente será votado mejor futbolista de este año, Cristiano Ronaldo, quien no sólo modela calzoncillos, sino que incluso se vio enredado en un chusco episodio en Twitter cuando alguien de su equipo tuvo la torpeza de subir el mensaje “Gracias a todos por participar en la competencia de ropa interior para niños de CR7. Ha sido un verdadero placer mirar todas sus fotos”.
Sin embargo, más allá de aquel viejo mensaje tan propenso a sacarse de contexto, Neuer necesita entender una cosa: que su problema para ganar este Balón de Oro no son los calzones o lo que él mismo describe como “soy deportista, no embajador de una marca”, sino su posición.
El Balón de Oro se ha entregado desde 1956, cuando la revista France Football tuvo la genial idea de hacer votar a sus corresponsales respecto al mejor jugador europeo del año en turno. En 1991, la FIFA entendió que debía adjudicar similar galardón; aunque su versión lucía sólida al dejar la decisión a seleccionadores y capitanes nacionales, su tardío esfuerzo quedó a la sombra del emprendido por la publicación francesa. Por ello en 2009 se fusionaron los dos premios con sus respectivos electores, y se abrió a todos los jugadores del planeta (sin importar dónde juegan o dónde nacieron). De tal forma que entre los 53 otorgados por France Football y los 18 que dio FIFA, más los cuatro concedidos en conjunto, tenemos 75 trofeos.
¿Cuántos de ellos han sido para porteros? Nada más uno: el inolvidable meta soviético Lev Yashin, en 1963.
Y, con la apodada Araña Negra al margen, ¿cuántos vencedores han ocupado demarcaciones defensivas? Podemos decir que cuatro: Franz Beckenbauer en 1972 y 1976 (quien, no obstante, en el primero de ellos jugaba más adelantado), Matthias Sammer en 1996 (sólo para France Football, no para FIFA, que ese año eligió al brasileño Ronaldo) y Fabio Cannavaro en 2010.
Más incluso: como segundo sitio en la votación (el llamado Balón de Plata) solamente tenemos a otros puñado de guardametas: Dino Zoff en 1973, Gianluigi Buffon en 2006 y Oliver Kahn en años consecutivos (2001-2002). Incluso ampliándolo al tercer lugar, apenas aparece otro cancerbero, como lo fue el checoslovaco Ivo Viktor en 1976.
En resumen, que el asunto no es contra Neuer ni resulta explicable con base en modelaje de trusas, sino que de origen acaparan abrumadoramente quienes hacen los goles por encima de quienes los evitan.
Iker Casillas mereció ese Balón de Oro unos años atrás, así como en su momento otros de sus colegas, pero cada vez les resultará más difícil escalar semejante escalón. Máxime si coinciden en el tiempo con futbolistas que a punta de racimos de goles van deglutiendo récords a cada partido, como el caso de los dos que han absorbido este trofeo desde 2008: hasta ahora, dos para Cristiano Ronaldo y cuatro para Lionel Messi.
Por último, la pregunta que genera problemas a cada votación: ¿debe ganar el mejor o el que con su futbol contribuyó a más títulos? Creo yo que el mejor, porque es un premio individual; para lo otro ya están las copas conquistadas por sus respectivos equipos.
Tu problema no es la ropa interior, admirado Manu Neuer; tu problema son los guantes.